lunes, 29 de septiembre de 2014

Paco de Lucía. Las manos de la guitarra


INFORMA: María José Andrade Alonso
Fotografías: Alfonso Vargas

El Dormitorio Bajo del Espacio Santa Clara, sede de la XVIII Bienal de Flamenco de Sevilla, es un oasis donde el color del otoño aún no ha llegado. El sonido del agua invade la tarde. Algunas sombras cruzan el espacio silenciosamente. El sonido de instrumentos indefinidos llegan desde el conservatorio de música.
Deambulo sola y a oscuras por una sala llena de Paco de Lucía. Siento que sus ojos se clavan en mi curiosidad y por un instante siento que su intimidad es la mía.
A las seis en punto de la tarde, la guitarra de Paco de Lucía inunda cada rincón del lugar que se ha constituido en templo a su persona y donde reposa lo más íntimo del guitarrista: las manos de broce esculpidas por Nacho Falgueras y que una y otra vez exploraron el mundo infinito del instrumento que lo hizo grande.
El periodista y Comisario de la exposición, Juan José Téllez, aparece sonriente a la entrevista con su libro, largamente prometido, a esta que es su amiga: “Yanitos. Viaje al corazón de Gibraltar (1703-2013)”.
Sentados en un rincón del patio hablamos del hombre al que tan bien conoció y por el que siente una profunda admiración.
Fotografías, material gráfico, discos, libros, trofeos y partituras, procedentes de colecciones  privadas, llegan hasta el visitante curioso. Objetos íntimos, imágenes y retazos de la vida de uno de los mejores arquitectos de la música, se encuentran expuestas en vitrinas que velan por su intimidad. Miradas inescrutables de un hombre que expresó lo que sentía a través de la guitarra y que buscaba, a través de ella, volver a sus orígenes.







Juan, yo siempre me he preguntado ¿qué es lo que siente un artista para sacar la belleza interior? ¿Qué piensa?, ¿cómo vive ese momento casi sagrado de la creación? Ahora que tengo la oportunidad de saberlo, porque tú conocías muy bien a Paco de Lucía. Necesito que me cuentes los sentimientos profundos de este artista y cómo conseguía, a pesar de su timidez, transmitirlos a través de esas manos infinitas que dan la bienvenida a la exposición.
Yo creo que hay mucho de genio en todo eso, de instinto natural, pero también de formación y de placer.
Sólo se hace bien lo que a uno le gusta hacer y Paco disfrutaba con la música y disfrutaba con la guitarra con la que tenía una relación de amor y de odio tremenda.
Yo recuerdo una vez que me dijo que la guitarra era una “hija de puta”, que la detestaba. Pero no podía pasar sin la guitarra, era una especie diferente. Paco era una especie de mutante al que le había crecido un tercer brazo que era la guitarra, o una garganta de madera por la que él cantaba y que eran sus cuerdas. Él habría querido ser cantaor, pero era tan tímido que se escondía detrás de esa guitarra.
Paco era un genio, tenía mucho talento, pero sobre todo disfrutaba tocando aunque le mortificara tocar y le mortificara grabar, porque también era consciente de la responsabilidad que la Historia le había dado. Él decía que no podía cometer errores porque le copiaban tanto y le seguían tantos, que podía hacer que otros muchos guitarristas pudieran cometer errores.



Aprendió que las musas llegan cogiendo la guitarra a diario.







Cuando murió Paco de Lucía, tú afirmaste que “la música ya existió antes de Paco de Lucía, pero sin él no será la misma”. Ahora que se va acabando el año, y en el contexto de un otoño lleno de luz como el que se vive en Sevilla por la celebración de la XVIII Edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, ¿se hace más evidente el vacío dejado por esta leyenda de la guitarra?
Es que Paco de Lucía no ha dejado vacío, lo que ha dejado es una obra inmensa que ha transformado la música y no sólo el flamenco.
Yo dije aquello porque el flamenco no es igual después de Paco de Lucía. Paco de Lucía ha incorporado al flamenco la sabia de otros territorios musicales, de otras tradiciones, de otras matrices creativas. Pero es que también ha transformado el jazz. La presencia del flamenco en el jazz venía siendo una constante desde el año 1924 cuando Morton crea “Tía Juana” y después, por supuesto los Sketch of Spain de Miles Davis, pero claro, nunca se había fusionado el flamenco con el jazz como lo hace Paco. Por lo tanto, Paco también transforma el jazz latino, eso que ahora se le denomina Jazz Latino.
Él incorpora otra manera de improvisar, otra manera de estar y otra dimensión musical completamente diferente al jazz, sin que deje de ser jazz. Incluso en la música clásica. Los clásicos están acostumbrados a ir al huerto del flamenco a robar una soleá, una seguirilla, una caña e incorporarla a sus partituras.
Paco hace el viaje contrario; salta al huerto de la música clásica y aquellas melodías, ya sean de Falla, Albéniz o del maestro Rodrigo, inspiradas en el flamenco, las devuelve al flamenco y los puristas se enfadan: "esto no es lo que hicieron Rodrigo, Albéniz, ni Falla". Pues claro que no es. Es Rodrigo, Albéniz y Falla interpretado desde el flamenco, que es lo que hizo Paco.


Estás diciendo que él inventó otras músicas y que asimiló otras. Afirmas que veía la música desde otras perspectivas y que ésto no gustaba a los puristas y hablando de los escrúpulos de éstos hacia su música. En los sesenta su vida se cruza con la de Camarón de la Isla. Es entonces cuando comienzan una relación única, mágica, diferente. Juntos y por separado consiguieron que el flamenco más popular llegara a todos, algo que no gusto a los más ortodoxos ¿Qué asustaba tanto de este nuevo modo de hacer el flamenco de siempre?
Los puristas, ¿a qué le llamamos puristas? En los años cincuenta había un movimiento preocupado porque el flamenco perdiera su sentido, perdiera su originalidad, perdiera orígenes primitivos, canónigos, ortodoxos y se convirtiera en otro tipo de música. Cómo si el flamenco no se hubiera contaminado siempre de otro tipo de música.
La Niña de los Peines, por ejemplo, incorporó unas coplas de carnaval al flamenco. Carlos Montoya y Ramón Montoya también incorporan un saxo a su impecable flamenco en los años treinta.
El flamenco hubiera sido imposible si hubiera estado en las estrictas manos de los puristas porque se habría fosilizado, se habría quedado como otra disciplina musical anclada en el tiempo.
El gran arma secreta del flamenco es que ha sabido evolucionar y ha sabido adaptarse a cada tiempo sin perder su originalidad, que es en definitiva su única pureza, su estirpe mestiza y Paco y Camarón representaron como nadie esa estirpe mestiza. Ellos no traicionaron en ningún momento el flamenco.
Camarón cantaba raro para la gente de su época, no les gustaba aquella voz y Paco era un virtuoso que hacía cosas extravagantes, como profanar el templo de los clásicos en el Teatro Real de Madrid, cuando su presencia era habitual desde los años sesenta en teatros de la ópera de medio mundo: de Viena, Sidney, pasando por el Budokan de Tokyo. Entonces la concepción del purismo, de los llamados puristas era muy inmovilista.
Uno entiende que Antonio Mairena y Antonio Molina digan: “vamos a poner pie en pared” y vamos a crear un canon para que se sepa en el futuro cuales son el origen del toque, del baile, del cante; pero una vez creado ese puerto al que volver, ya podemos navegar libremente.
Paco y Camarón lo hicieron y supieron atraer a nuevas generaciones al flamenco. Supieron, sobre todo, atraer un ejército absoluto de músicos sin orejeras, sin traba alguna; que sabían arrimarse al toro de la experimentación, aunque a veces ese toro les cogiese y les provocara heridas de lesa majestad. Ellos supieron también abrir las puertas a nuevos mundos musicales, sin perder un ápice del flamenco.
Paco de Lucía jamás dejó de ser flamenco y salía a cazar a otros territorios musicales, pero siempre volvía a la cueva del flamenco.



Mientras aquellos dos chicos están grabando en Madrid en 1970, el tiempo subterráneo de la vida se ha llevado a José y ha envejecido a Paco.Un caballo furioso y de medio loco de fuerza y de piedad, galopa por la noche, de Algeciras a San Fernando y de San Fernando a Algeciras. Nadie lo ve. Galopa en sombra, es inmortal y esta desesperado". Félix Grande.


Tú dices, repites e insistes en que nunca abandonó el flamenco, pero Paco y Camarón exploraron en terrenos del pop, el jazz, la salsa y el bossa-nova. Dieron lugar al mestizaje, a la fusión. Iniciaron un camino que muchos han imitado, pero ellos fueron los primeros. ¿Qué supone ser los pioneros para bien, pero también para mal?.
Recuerdo que Manolo Caracol incorporaba el piano y melodías que no eran flamencas a su repertorio. Que buena parte del repertorio de los flamencos de posguerra estaba tamizado de músicas tan diversas como el bolero. Es que hasta la guía telefónica cabe por bulerías. En fin, que estamos hablando de una disciplina musical, como es el flamenco, que es una esponja.
Jeff Beck grabó con Sabicas en los años sesenta, cuatro años antes de que Paco entrara en el Festival de Jazz de Berlín de la mano de Pedro Iturralde y grabara dos discos con el nombre de Paco de Algeciras con Iturralde: Flamenco Jazz y que no era flamenco por un lado y el jazz por el otro, sino un mestizaje. Era más un diálogo que una fusión.
La fusión es buena. El flamenco anticipó la globalización desde la música y se nutrió de la world music, del jazz, de la música clásica, de la música brasileña, de la música latina, del fado,... de todo lo que tuviera alma.
Paco de Lucía decía una frase que a mí me gustaba mucho: “toda la música de los pueblos con la nevera vacía se parecen”. Hay un mismo espíritu en el hambre: nos une como hermanos de sangre en la misma inspiración y claro, lo que no cabe en la confusión, la utilización perversa del flamenco para intereses comerciales. Pero siempre que se haga con afán creativo legítimo, que más da que Paco interprete soberbiamente con su guitarra dos temas de Joan Manuel Serrat, espléndido, o de Luís Eduardo Aute, o que haga lo mismo en un disco del humorista de Manolo de Vega. Si es la guitarra de Paco, si la guitarra de Paco no pierde pureza en los territorios en los que esté: en territorios cómplices o en territorios antípodas.
Cuando grabó con Brian Adams para la banda sonora de Don Juan de Marcos, Paco realmente lo que quería era tener suficiente dinero para pasar unas vacaciones. Creo que se fue a Jamaica o las Bermudas con toda su familia, pero realmente dejó una melodía fantástica y una banda sonora estupenda para la película con uno de los iconos del pop de la época.



Cuando desaparece Camarón, él no sólo sabía que el trono del cante flamenco estaba vacío, sino el de su corazón también.



Pero a pesar de los puristas, Paco de Lucía grabará más de 30 discos y venderá millones de copias. Tras los ojos herméticos y tímidos, encontramos a un maestro inigualable que quedará unido, para siempre, a una generación que comenzó a mirar el flamenco de frente. ¿Cómo veía la vida y cómo la trasladaba a la música?
Paco no era una persona de buen conformar, era rebelde por naturaleza. Rebelde en su vida personal y rebelde en su vida colectiva. A él nunca le gusto el despotismo y nunca le gustó que lo utilizaran los responsables públicos para intereses políticos bastardos.
Determinadas causas sí las apoyó: Lo hizo con Tierno Galván en su día y también apoyó la declaración del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad, pero no se prestaba a campañas publicitarias a favor de los políticos, aunque estuvo en alguna fiesta del Partido Comunista.
En plena transición, Jesús Quintero le preguntó en un programa de televisión que cómo se definía si de derechas o de izquierdas y él respondió que en la guitarra se decía que “la izquierda piensa y la derecha ejecuta”. Aquello le valió una paliza por parte de un grupo de ultraderechas en la Gran Vía de Madrid. Porque Casilda, su entonces mujer, empezó a llamar a la policía y algunas personas le socorrieron, si no hubiera sido bastante serio.
También es cierto que a Paco en otra ocasión le preguntaron sobre su ideología y él respondió que se había definido siempre de izquierdas, “pero que a partir de que tuve los dos primeros millones de pesetas, ya me da un poco de apuro hacerlo”.




El resultado de las más de veinte entrevistas que le realizaste a Paco de Lucía, es el libro “Paco de Lucía en Vivo”, un reportaje de más de 600 páginas donde encontramos al hombre, al marido, al padre, al hijo, al amigo y al guitarrista.
Son muchas horas las que pasaste con él y me gustaría que me contaras algo que nadie sepa. Que me descubras algo que nadie conozca.

Pues es muy complicado, porque Paco era muy celoso de su privacidad y no tengo grandes novedades, o bueno, las tengo. Ahora mismo estoy preparando un nuevo libro y tengo una especie de tormenta interior que no sé que he dicho ya y que no he dicho ya, o que han dicho otros o que no han dicho. Lo que sé, por ejemplo, es que estuvo retrasando mucho un proyecto de hacer un disco de boleros con Rubén Blades, con un grupo de Costa Rica. En principio fue porque Rubén fue nombrado ministro de Cultura en Panamá, después porque Paco tenía una gira, pero la realidad era que él no quería hacer el disco de boleros, porque no le apetecía para nada el bolero como género musical, porque a Paco le gustaba la riqueza musical. Le habría encantado grabar con Rubén Blades, pero otra cosa, como le habría encantado grabar con los Bang Bang, que era uno de sus proyectos que estaba acariciando en Cuba, pero también Juan Forner murió y eso también lastró su proyecto.
Hace poco, la viuda, Grabiela, nos decía que lo último que hizo antes de morir, fue preparar el estudio, en su casa de México, para grabar su próximo disco que iba a ser estrictamente de flamenco.




Todo el carácter, el temperamento, la energía y la fuerza expresiva de Paco de Lucía, llegaba hasta nosotros a través de un instrumento con el que lograba transmitir lo que sentía, lo que llevaba dentro. Él la llamaba “el piano de los pobres”. Toda su vida estuvo volcada en dignificar la guitarra. ¿Consiguió que el mundo viera la guitarra con algo único?
Sin duda, antes de Paco la guitarra de concierto no tenía demasiado sentido. Ahora parece que tampoco lo tiene. Comentaba Gerardo Núñez que en casi todos los festivales que se convocan en homenaje a Paco de Lucía, no ha existido una cuota de guitarra de concierto.
Antes de la generación de Paco los guitarristas eran los escuderos del cante, a pesar de Ramón Montoya que fue concertista, a pesar de los discos que publicó Niño Ricardo o el Niño Sabicas, seguían siendo los escuderos del cante. A veces ni siquiera llevaban ni funda para la guitarra.
Eran los contables de las compañías de flamenco, porque eran los intelectuales. Habían tenido que aprender el instrumento y eso les daba un plus de intelectualidad y por lo tanto sabían hacer cuentas.
Los guitarristas en sus orígenes eran barberos, como los cirujanos. Todo  esto acaba con Paco.
Paco dignifica la guitarra y la coloca en un lugar de honor; lo que a veces olvidan sus propios compatriotas.
Recuerdo que en uno de los conciertos celebrados antes de la Exposición Universal del 92, llegó en vísperas del concierto para tocar y alguien le dijo: “¿has visto los carteles del concierto? (un concierto compartido con Plácido Domingo y con Julio Iglesias)...tu nombre tiene el mismo tamaño que el precio de las entradas”. Efectivamente, el nombre de Plácido era gigantesco, el de Julio Iglesias gigantesco también y el de Paco de Lucía aparecía en pequeñito.
Paco dijo que en aquel momento recordó una noche en la que su padre llegó llorando de una sala de fiestas, porque un señorito le había partido la guitarra, que era su herramienta de trabajo, de una patada. Él sintió que otro señorito le había roto la guitarra. Le habían roto la dignidad de la guitarra y además había ocurrido en su tierra, en Sevilla y eso no podía tolerarlo. No tocó en ese concierto. Aquello le costó mucho dinero porque estaba comprometido por contrato, pero decidió no hacerlo por intentar darle un lugar digno a la guitarra.


Paco es el guitarrista que dignificó la guitarra, pero primero fue Paco el de la Lucía, por su madre Lucía Gomes, “La portuguesa”, y poco a poco se fue convirtiendo en Paco de Lucía. Él consiguió que las ocho notas del pentagrama musical flamenco, se convirtieran en infinitos modos de flamenco para que todos lo comprendiéramos, pero ¿cómo entendía el flamenco Paco de Lucía?
El flamenco era la casa de Paco de Lucía. Era su forma de respirar.
Paco de Lucía tenía una actitud flamenca ante la vida. Disfrutaba del flamenco porque era el lenguaje que le permitía abrirse al mundo. El flamenco es un galeón pirata, no es un convento de clausura (con todos los respetos al convento de clausura), pero el flamenco permite navegar por otros muchos territorios musicales.
Ya no existen, para bien y para mal, el cuarto de los cabales. Pueden existir. Hay flamencos que  pueden encerranse entre cuatro paredes para cantar y oír el cante, pero lo habitual es que el flamenco circule por los mares del mundo: por el mar de la red de internet y por los cuatro vientos de la globalización de la cultura.



De mayor sólo le importan las voces de sus raíces; “las de mi padre...o las de mi pueblo, Algeciras”. Vuelve una y otra vez a su niñez, el destino donde se encuentra su hogar.


Hablando de mares, Paco de Lucía es mundialmente conocido por “Entre dos Aguas” una rumba alegre, chispeante. “Entre dos aguas” es la fuente, la génesis de donde fluye el caudal que llega a todos sin distinción, pero también en ella hay matices, recovecos y escollos con los que se va encontrando un agua que no encuentra límites. ¿Así se podría decir que era Paco de Lucía?
A Paco le gustaba definirse y lo hacía mucho y yo tuve la triste ocasión de recordarlo en su funeral, como una hoja de un árbol que cae en un río y el río lo arrastra y no sabe donde va a llegar. Puedes llamarle destino, puedes llamarlo azar. Él era la hoja de ese río.
“Entre dos aguas” era una rumba que estuvo a punto de no aparecer en el disco, “Fuente y Caudal”. Casi fue incorporada a última hora a ese disco y definía un momento creativo de la rumba que después tuvo eco en otras rumbas absolutamente invencibles. Y aparece en este disco, absolutamente fundamental en la trayectoria de Paco.
Pero hay mucho más que “Entre dos aguas”. Hay otras piezas absolutamente magistrales como las hubo luego en “Almoraima” o las hubo en “Yo sólo quiero caminar”, o posteriormente en “Siroco”, o por supuesto, “Lucía” y su obra póstuma “Canción andaluza”.
Paco ha sido un regalo hasta después de muerto.



¿Hasta dónde va a llegar el caudal de Paco de Lucía?
Pues  hasta donde la humanidad quiera.
Es como preguntar a dónde llega el caudal de Mozart, o el caudal de Beethoven, o el de Chuck Berry, o el Frank Sinatra, o el de todos aquellos que nos han dado un instrumento poderoso: el de la música  para amansar a las fieras.





Hablando con Juan José Téllez, Paco de Lucía es Paco. El hombre que disfrutaba sentado en la acera comiendo un tomate con sal con Camarón. El hombre que sabía que era Dios, pero un dios modesto, humilde y tímido.
Con él hemos entrado en la intimidad del genio y nos ha mostrado como el arte resucita en esta sala de exposiciones, una y otra vez, como en un ceremonial ancestral.
La guitarra de Paco de Lucía nos acompaña durante toda le entrevista. El dios del flamenco, el pájaro blanco muerto el 26 de febrero, resucita en cada una de las notas que se escuchan a lo lejos y en las palabras llenas de respeto y admiración y casi veneración  de Téllez.
Paco de Lucía, el hombre que volvía una y otra vez a su niñez y a ser Paco el de la Lucía,  seguirá siendo fuente para quienes le siguieron, caudal de sus ancestros y guitarrista de la humanidad.













4 comentarios:

  1. Enhorabuena María José, maravillosa entrevista. ¡¡Vaya nivel!!
    Enhorabuena también al fotógrafo y a tí, Pane, por este blog que cada día me gusta más.

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    1. Mil gracias Charo en nombre de María José y en el mio por la parte que me toca. El lujo es contar con lectoras fieles como tú.

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    2. Gracias Charo por su felicitación.

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  2. Gracias a ti, Charo, por leerme con el cariño que sé que me tienes.

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