martes, 22 de noviembre de 2022

Salvador Gutiérrez Solís. Aprendizaje y evolución.

 

           Texto y fotografías por José Luis L. Paneque


Alfred Hitchcock, Stephen King, Agatha Cristie son nombres de grandes literatos o cineastas que han destacado por lograr transmitirnos a través de las palabras o la imagen y el sonido la tensión, el suspense, e inclusive el miedo con historias que en algún momento albergaron en sus mentes. De una forma clara vieron la luz para hacernos a los lectores y espectadores sufrirlas palabra por palabra, plano a plano, nota a nota. 

Este género, el de la novela negra, con los diferentes subgéneros es en el que Salvador Gutiérrez Solís, un cordobés de 53 años ha destacado desde el momento en que en 1995 gana su primer premio literario por una novela corta en la Universidad de Sevilla.

Desde ese instante, Salvador empieza a definirse claramente como escritor siendo premiado en diferentes certámenes literarios repartidos por la amplia geografía española. En años consecutivos destacaría con sus novelas, sus obras de narrativa y cuentos. Además de llegar a ser finalista de prestigiosos premios como el Premio Nacional de la Crítica y el Fernando Lara de Novela.

Este lector empedernido no es capaz de definirse con un libro preferido al igual que no puede hacerlo con una canción o un disco ya que la música ha formado, forma y formará parte de su vida. Canciones que de una u otra manera conforman una banda sonora original que transversalmente introduce en las historias del día a día de los personajes fetiche de sus novelas. 

Con respecto al arte, Gutiérrez Solís, tiene esa misma incertidumbre de sentirse “incapaz de escoger”. La lista sería muy extensa y de hacerlo tendría que ser por épocas o incluso países. Salvador se emociona con la misma intensidad del sevillano Diego Velázquez o del austriaco Egon Schiele.

La vida de este escritor es “toda aficiones”, donde el cine, la música, la literatura, el viajar, el arte y el cocinar además de tener una gran presencia cotidiana son potenciadas con la ilusión de descubrir nuevos crisoles. No puede comprender a los que no se acercan al mundo mágico de los libros, no ven una película o no escuchan música porque prioricen otros quehaceres en la vida mientras él quisiera "días de 36 horas" para poder dar rienda suelta a todas las inquietudes que su mente creativa e inquieta le plantea como retos diarios. 

Descubrimos en Salvador un viajero incansable que tiene en México su lugar favorito para disfrutar de unas vacaciones pero en su deambular ha visitado Polonia, Alemania, Portugal, Reino Unido, Francia, Luxemburgo, Bruselas, Estados Unidos, Cuba, Italia, Holanda, Checoslovaquia, Egipto, Marruecos, Túnez y entre esa enumeración reconoce haber olvidado unos cuantos. Entre estos rincones, Gutiérrez Solís, podría vivir, sin problema alguno a sentirse un extranjero cuan Lorca, en Nueva York, o inclusive en la decadente y romántica Lisboa.

Salvador, Salva en la confianza que nuestros esporádicos y fugaces encuentros y el calor de las redes nos ha proporcionado a ambos, viene puntual a la cita que tanto nos ha costado cuadrar por compromisos para una sesión de fotos en la que se presta a las inquietudes de alguien que ante todo lo admira. 



¿En qué momento empiezas a autoconvencerte de que eres escritor?

Con 26 años, sin experiencia alguna, y con lo primero que escribí en mi vida, gané el premio de novela de la Universidad de Sevilla. Unos meses después me presenté a una beca de Creación Literaria nada más que para comprobar si el premio de novela de la Universidad no había sido una casualidad. Me concedieron la beca. Puede que ahí comenzara a creer que de verdad podría convertir la escritura en una profesión.



¿Cómo de cerca o alejado está el periodismo de la narración?

En mi caso son el mismo mundo. Yo soy un narrador intruso en el mundo del periodismo. Y aunque con los años he aprendido las herramientas y los modos del periodismo, siempre dejo que se cuele algo del narrador que soy. La literatura se adapta a un buen número de soportes, espacios y géneros, y el periodístico es uno de ellos.


Semanalmente escribes artículos o realizas entrevistas en los periódicos del Grupo Joly, ¿cómo decides los temas sobre los que escribir o las entrevistas a realizar?

En los artículos tengo libertad absoluta. Nunca el periódico, o el Grupo, me ha indicado cuáles asuntos debo abordar, nunca. Con respecto a las entrevistas, salvo excepciones, es el periódico quien me señala (o encarga) a quién debo entrevistar. Y es lógico que sea así, ya que es el diario quien recibe las propuestas, novedades, presentaciones y demás. Me apasiona entrevistar, conocer personas que nunca habría conocido de otra manera, de Gurruchaga a Bunbury, pasando por Millás o Manolo Cuervo.



¿Qué hubieras sido si no fueses escritor?

¿Qué hubiera sido o qué me hubiera gustado ser? A lo primero prefiero no responder. A lo segundo, lo tengo claro: músico. De hecho, lo intenté, y entre 16 y 18 años formé parte de una banda de rock [siniestro, que era lo que se estilaba en aquel tiempo]. Descubrí que el escenario puede ser muy adictivo.



¿Con qué personaje de tus novelas te sientes más identificado? ¿Y más alejado?

Con ninguno. Aunque sientan como yo siento, y utilizan mis sentidos como yo mismo los utilizo, y hasta a veces les cedo algunas de mis manías, no me identifico con ninguno de ellos. Como tampoco me siento alejado, porque reconozco que tienen algo de mí. Es una convivencia extraña, en cualquier caso.



¿Qué te lleva a empezar a escribir la trilogía de Carmen Puerto?

Entiendo la literatura como un constante aprendizaje y evolución. Quería probar algo nuevo, diferente, a lo que había hecho con anterioridad. También es cierto que Carmen Puerto me enganchó muy rápidamente.



Con "Solo vive quien muere" Salvador Gutiérrez Solís cierra el círculo que abriera con "Los amantes anónimos" dando lugar a concluir esas incógnitas que de algún modo quedaron en el aire en las novelas anteriores en las que descubrimos a la inspectora Carmen Puerto. 

Al concluir esta novela, Salva experimenta el desprenderse de algún modo de la piel de Carmen Puerto para poder prepararse para entrar en la de otros personajes protagonistas que están por venir.

¿Cómo te has documentando para la tercera entrega de las historias de Carmen Puerto?¿Sigue siendo Andalucía el territorio de acción de la historia como lo fue Ayamonte en El Lenguaje de las Mareas?

Mi documentación consiste en darle la tabarra y abusar de mis familiares y amigos. Es decir, mi hermano Manuel Ángel, que es médico, es el que me instruye al respecto. Mi amigo Manolo, que es inspector de policía, es quien me cuenta los métodos policiales y mi primo Javi, que es marinero, de Punta del Moral, es quien me ha narrado la historia del lugar, así como los detalles de su oficio.



Sin ser nativo digital te encuentras muy cómodo navegando en las redes sociales. ¿Qué encuentras en ellas de positivo?¿Y de negativo?

Para mí son, y pretendo que sean, un espacio para el encuentro, la información y la creatividad. Y mi percepción es positiva. Porque las redes sociales es como conducir: puedes agarrar el volante e insultar a todos los que te rodean o puedes disfrutar el viaje. Yo, disfruto del viaje.


Desde el último año alimentas las redes sociales, Twitter principalmente, con relatos de intriga, suspense o inclusive terror habiendo creado una comunidad de seguidores de tus hilos que ha generado que se hagan eco periódicos como El Clarín en Argentina. ¿Cómo se lleva esto? ¿Cómo se gestiona la presión de responder a las expectativas con el siguiente hilo?

No tengo presión alguna. En el mes de abril (de 2022), por celebrar el Día del Libro como se merecía, me planteé el reto de publicar hilos (en @gutisolis) todos los sábados, pero lo vivo como una aventura, sin presión. Y llegarán hilos peores, pero también mejores.



Salva desde la fecha en cuestión pocos sábados ha faltado a la cita con sus adeptos a los hilos en las redes. En ocasiones, aprovechando las efemérides del calendario, nos ha obsequiado con extras como el del pasado Haloween. Muchos de estos relatos supera semanalmente el millón de lectores a las horas de publicarse y con alguno se ha alcanzado la friolera de 8 millones de impactos. Como sorpresa, sus seguidores descubriremos con la lectura de "Solo vive quien muere" que más de un hilo ha terminado siendo el germen de algún capítulo.  


¿En qué te basas a la hora de inspirarte para un hilo? ¿Hay premeditación o hay mucho de inspiración y casualidad?

Los hilos son mi “ejercicio poético”. Me los encuentro, gracias a una foto, una casa en mitad del camino, yo qué sé… La realidad es que surgen, espontáneamente. Jamás me he puesto “a escribir un hilo”, ni lo pienso hacer. El día que no lleguen… a otra cosa.




Siguiendo con el tema de redes sociales, tú no eres muy de “haters”, pero ¿te has encontrado alguno en alguna ocasión?¿Cómo los has sorteado?

Conforme más seguidores y repercusión tienen mis hilos, más haters tengo. Un 99% camuflados tras el anonimato, en nombre e imagen, que llegan al insulto, en contadas ocasiones, pero que jamás respondo. En cualquier caso son una excepción que no pienso amplificar de ninguna de las maneras. No me veo en una bronca viral.



Lo que puede ser cotidiano para un observador nato como tú es oro a la hora de generar ideas y ponerse a escribir. ¿Eres de los que llevas la libreta y anotas constantemente o de los que haces ejercicio de memoria?

Es tal cual. Voy escribiendo hilos por la calle. Escribiendo, realmente no, contándolos. Grabo notas de voz con el guion del próximo o capítulo de novela. A partir de tener eso, en el caso de los hilos, el proceso es rápido.


Como buen andaluz las tradiciones gastronómicas las tienes arraigadas. Salmorejo en verano, pucheritos en invierno, torrijas en Semana Santa. ¿Qué piensas de esta exposición al enseñar lo que comemos o lo que nos gusta en redes sociales?

Me encanta, pero desde el hecho de compartir tus habilidades, porque no soportaría la exhibición. Nunca subiría fotos de algo carísimo o exclusivo, que por otra parte no consumo, porque en redes todo se puede (mal) interpretar y además hay que tener en cuenta a toda la gente que lo pasa mal. Durante el confinamiento, hubo a quien le dio por subir fotografías de auténticos y carísimos festines, sin tener en cuenta a los muchísimos que estaban encerrados en 40 metros cuadrados y 400 euros al mes. O sea, compartir, no exhibir. Comidas cotidianas, que además son las que más me gustan.


Una de las entrevistas que te he leído ha sido a Jorge Martín Aguas, el líder de la banda La Habitación Roja, que había sido protagonista de otra entrevista en el periódico El País en la que habla de su historia de amor con Ingrid, enferma de Encefalomielitis Miálgica. ¿Qué te llamó la atención para convertirlo protagonista?

Jorge, además de ser un músico fundamental de la escena española, es un tipo increíble. Posee una humanidad muy difícil de encontrar. Cuando vi el documental sobre su “otra vida” quedé realmente impresionado, y sobrecogido. Creo que ha tomado una excelente decisión llevando al papel su experiencia vital.


Has descubierto recientemente esta enfermedad gracias al testimonio de Esther, Dharana Shiva en redes. ¿Qué opinión te merece el abandono sanitario de enfermos de esta u otras enfermedades degenerativas o incapacitantes?

Como antes te decía, las redes sociales en su “vertiente” positiva, son un espacio perfecto para la pedagogía y la información. Gracias a Dharana Shiva he sabido mucho más de esta información y de la soledad “institucional y sanitaria” que llegan a padecer estar personas. En este caso, es más que necesaria la empatía con las afectadas, y realizar el ejercicio de ponernos en su lugar.

¿Quieres aportar algo más?

Ha sido un placer responder a estar preguntas, inteligentes y directas, que espero sirvan para conocerme un poco mejor (a quien le pueda interesar).