miércoles, 26 de noviembre de 2014

José Luis Romero. La sal de La Mata.


INFORMA: Mª José Andrade 
FOTOGRAFÍAS: Alfonso Vargas 



Caminamos por la calle Calatrava de Sevilla y poco a poco nos vamos acercando a una de las plazas más bulliciosas de la ciudad. La Alameda se extiende infinita custodiada por columnas romanas sobre las que se erigen las estatuas de Hércules y Julio Cesar. Restos de Híspalis romana que recuerda lo que fue. Ejemplo de la ciudad que vive su presente sin olvidar un pasado glorioso.
El jardín más antiguo de España hoy se configura como un ejemplo de convivencia: lo viejo y lo nuevo, lo antiguo y lo moderno. Un paseo que no descansa. Que duerme y despierta en el mismo banco. Un paisaje donde los niños han vuelto a tomar la calle con sus juegos, gritos, saltos, risas y llantos. La Alameda es la vida misma. Y allí, en la vida misma, esquina con es la hora de comer, nos encontramos con José Luís Romero y su restaurante, La Mata 24, que abre a todos como si fuera nuestra casa.



¿Qué me recomiendas para empezar?
Que te diviertas comiendo.

¿Y para comer?.
La torta de Barro. Es uno de los mejores quesos que hay en España. Un queso que se hace en mi pueblo (Villafranca de los Barros, Badajoz). Se trabaja con una sola ganadería. La leche esta cruda, no esta pasteurizada. El cuajo con el que cortan la leche, es un cuajo vegetal que se consigue con la fluorescencia de los cardos borriqueros que hay en los campos extremeños. En su corteza no lleva ni cera, ni parafina, ni  fungizidas, con lo cual se puede comer entero. Con el algodón que lleva por fuera, que lo envuelve, te puedes hacer unas puñetas o un cuello.


El comensal mira sorprendido a José Luís y tras un silencio cómplice, ambos empiezan a reír. José Luís Romero es el dueño de uno de los restaurantes con más personalidad del barrio de La Alameda de Sevilla. La Mata 24 no sólo ofrece una buena carta, también propone una abundante ración de simpatía, risas y, sobre todo, una gran cantidad de amabilidad. Con un equipo que funciona como un reloj, José Luís se erige como el entrenador que sabe sacar lo mejor de la gente, que trabaja junto a él, y de los que nos sentamos a su mesa.



¿Cómo llegas a Sevilla?
Pues llegué por amor. Persiguiendo a una mujer. Me vine a Sevilla porque era donde estaba ella y busqué trabajo. Tuvimos una convivencia. [Con ironía] Vivimos, disfrutamos y nos cansamos. Aquello terminó, pero Sevilla me enganchó, me encantó. Y me quedé en Sevilla porque es una ciudad que era cómoda para vivir, estaba cerca de la tierra de donde yo vengo, Extremadura, y me planteé quedarme aquí. Me gusta muchísimo esta ciudad y me gusta mucho el carácter del sevillano. Yo creo que será Sevilla, o cualquier sitio, las costumbres populares hay que respetarlas porque es de lo que se nutre la ciudad. Participaré en algunas más y en otras menos, pero me gusta. Me gusta su gente, su clima, pasear por sus calles. No he conocido ninguna ciudad que me ofrezca lo que aquí encuentro. Me gusta viajar y es cierto que cuando estamos de vacaciones estamos bien en cualquier sitio, pero siempre me paro a pensar cuando salgo de viaje, si me quedaría a vivir en esa ciudad, pues no. Me falta la luz,... el estilo de vida.
Sevilla tiene el calor humano y al no ser una ciudad grande, es una ciudad cálida, no sólo por su temperatura, sino por su convivencia, por sus formas de ser.


¿Por qué te decides a montar un restaurante?
Yo deje mi trabajo por esto. Lo propuse en mi casa, analizamos los pros y los contras. Yo decía que Sevilla necesitaba un lugar así, que hacía falta y que podía funcionar. Mi familia me apoyó incondicionalmente,... Así empezó La Mata.
Monto el restaurante por la importancia que tiene para mí el sentarse a una mesa. Desde pequeño me llamaba mucho la atención el mundo de la cocina. Mi madre me enseñó a disfrutar y cuando la miraba mientras cocinaba, observaba como siempre le ponía “algo”. Ese algo era la sal. Siempre estaba pendiente de cuando lo hacía.
Poco a poco me daba cuenta de cómo me gustaba verla hacer de comer y eran miles las preguntas que se me ocurrían. Luego empece a estar pendiente de cuando subía la leche, a subir el fuego y bajar el fuego. Ella me enseñó a pelar las patatas, a limpiar guisantes. Más tarde comencé a cocinarlos.
Yo vengo de una familia numerosa que disfruta alrededor de una mesa. Para mí, es de los momentos más bonitos que tiene el día. El corazón de mi casa es la cocina. No hay cosa más hogareña que entrar en una casa y que ésta huela a puchero, a arroz,... a vida. Es que eso es la vida.
En casa organizo comidas, pero lo que más me gusta es organizar desayunos. Me encanta desayunar en casa. Odio hacerlo en la calle.
A veces enciendo el horno para desayunar. Me encanta una buena tostada con queso gratinado por arriba con un poco de cebolla y un poco de tomate, para mí eso es una tostada en condiciones.




¿Qué sientes mientras estás cocinando en La Mata?
La Mata 24 me llena mucho. Yo digo que si al hombre, desde que tiene uso de razón, lo que más le llena es crear, con este trabajo es fácil de conseguir. Porque aquí creas y el efecto es rápido, no es cómo el científico que tiene que esperar años para ver resultados, aquí no, aquí viene alguien y cuando observas como coge pan para saborear lo que queda en el plato, ves cómo disfrutan a la hora de comer y eso es lo más importante.

¿Cómo es tu relación con tus clientes?
Me gusta facilitar el ambiente para que hagan lo que quieren hacer. Si quieren conquistar a alguien, lo sentamos en la mejor mesa. Si vienen a hacer negocios creamos el marco óptimo para que puedan “cocer lo que quieran cocer”. Si vienen a celebrar un cumpleaños, o una cena en Navidad, o cualquier compromiso, o simplemente hacer de cicerone de la ciudad, siempre estamos pendientes.
Creo que la restauración se ha convertido en algo tan imprescindible como puede serlo el peluquero, el que te viste, tu carnicero, o hasta tu fontanero. Tienes que tener a alguien de confianza que te sepa responder, porque hay ciertos momentos en los que necesitamos un restaurador. Un sitio en el que sabes que no te van a fallar, donde te faciliten todo para que tú te relajes y hagas lo que tienes que hacer. Este es mi trabajo y es lo que más me gusta.



Junto a la ventana principal y acompañados por la banda sonora del sonido de cubiertos, choque de platos, risas y conversaciones diversas continúo la conversación sentada con José Luís. La ventana no es más que el cuadro costumbrista de la vida de cualquier ciudad. Un cruce de caminos por el que hay un tránsito continuo.


¿Cómo se ve la vida desde La Mata?
Desde La Mata se ve un mundo muy real. Un lugar donde la gente va y viene, y donde la convivencia es muy honesta. Todo el mundo convive en este barrio. Te encuentras con gente mayor, con el hippy, con el artista, con el farmacéutico, con la chica que hace la calle. Aquí convive lo viejo y lo nuevo, lo clásico y lo contemporáneo. Todo el mundo cabe en este barrio y desde esta ventana se puede ver la vida.



Cuando estás en La Mata, lo de menos es comer. Llegas y es como si entraras en un lugar donde los problemas no existen. Te sientes bien. ¿Cómo se trasmite esta sensación?
Creo que del mismo modo que yo lo pido cuando voy a algún sitio. Si voy a comer, a compartir con un amigo, con una pareja, o con un compañero de trabajo,... voy buscando una forma, un sitio y un lugar donde encontrar esa tranquilidad y ese acogimiento.
Yo no me planteo nada, me sale solo. Pero es la pasión por el trabajo lo que me hace llevar tranquilidad a los demás. Valoro mucho todo lo que pueda enmarcarlo, o todo lo pueda agrandarlo, magnificarlo. Aunque nos salgamos de la comida, hablamos de encontrarnos con una buena música, una buena silla, un buen ambiente. Yo estoy en la búsqueda y conquista de todo esto, porque es aquí donde el factor humano influye y complementa una buena comida.


Lo más llamativo son las referencias que hacen con respecto al servicio. A ti, José Luís. Al buen hacer de un equipo sincronizado ¿Cuánto cuesta ser agradable y educado?.
Vas aprendiendo para salvar cualquier situación que se pueda plantear. Pero costar no cuesta. Yo le doy mucha importancia al factor humano. Al buen servicio. Cómo dirigir, cómo escuchar,... cómo tratar a la persona como alguien único.
Hay que anticiparse a lo que van a celebrar, por ejemplo, si es un cumpleaños, si una petición de mano, si es una reunión de negocios. Saber todo esto es muy importante para no sólo preparar todo lo que necesiten y queden satisfechos.
Llevo muchos años trabajando en esto, me gusta tanto y es tan divertido. Hay tantas cosas positivas, que pocas veces me equivoco con las personas que entran aquí.
Cuando veo que alguien se enfada con su pareja, hecho mano de cualquier guiño o digo cualquier cosa que pueda romper la tensión. Con una risas, se relajan los músculos, se relaja el cuerpo, circula la sangre de manera distinta y si a eso le metemos un buen aroma y un buen paladar y un buen vino, ten por seguro que poco a poco se van relajando.
Yo creo que lo más importante de La Mata 24 no es la comida en sí, son los clientes a los que les doy de comer. Ellos me permiten trabajar con libertad y disfrutar de lo que hacemos, para terminar agradeciéndolo.



José Luís es expresivo. Su estado natural es la risa. No para de reír y es en este momento cuando pide un buen vino para regar nuestra conversación.
La primera vez que vine a La Mata 24 era invierno. Hacía un frío infernal. No había sitio y no queríamos sentarnos fuera. Pero tú dijiste que no sería problema. Que nos traerías unas “mantitas” y todo arreglado. Pensamos que estabas de broma. Pero no. En un minuto estábamos todos envueltos en calor de madre y riéndonos contigo.


¿Eres una especie de adivino que sabe lo que necesita cada cliente?
Yo creo que trabajando con el público durante años, se aprende. Hay un lenguaje no verbal que tú comprendes antes de que nada suceda y que te permite solucionar cualquier eventualidad.
Yo ofrezco lo que tengo de la mejor manera que sé hacerlo: con una sonrisa, con amabilidad.  Esto es quizás lo que atrapa a la gente que llega hasta La Mata. El hacerlos sentir únicos. Tratarlos con dedicación. Pero esto lo hace la experiencia.
A mi me gusta invitar a que se sienten, no obligar a que lo hagan y para eso utilizo los recursos de los años de trabajo. Simplemente quiero demostrarles que si se sienta conmigo, lo van a pasar bien, van a disfrutar y no van a olvidar este momento.
Mi empeño es que recuerden este lugar como algo agradable y positivo, independientemente de que vengan a comer.


El pequeño y acogedor lugar donde nos encontramos está salpicado de “acuarelillas divertidas”. Juguetes del artista, Carlos Montaño Rivero. Frescos que pasan casi inadvertidos si no fuera por el contenido de algunos  de ellos. Todo encaja en una perfecta armonía. ¿La vida debería ser como este diminuto oasis?
Yo creo que lo tenemos al alcance, pero no nos paramos. No nos fijamos. Pero sí, nos deberíamos buscar pequeños oasis que nos llenen, que nos estimulen, que nos hagan sentir vivos. Que nos despierten sentimientos y emociones. Esa es la vida.
Vivir es una cosa muy seria, pero nos tenemos que enganchar a todo lo positivo y a todo lo maravilloso que nos ofrece. Me encanta crear placer. Si te ves con capacidad de poder transmitir, dar y ofrecer algo positivo, es más cómodo para luego compartir con quien quiera hacerlo. Me gusta provocar sonrisas.



“No hay una edad para empezar a ser elegante ni para dejar de serlo” y “es muy importante ser importante, pero es mucho más importante ser agradable” son las dos frases contundentes que te encuentras en los baños del local, pero ¿Cómo es la gente?
La gente que entra aquí, no solamente es elegante y educada, sino que también entra con la libertad de poder expresarse y eso es lo que más me gusta. Que se sientan que vienen a casa de un amigo a comer, no a un sitio más, sino a casa de alguien que sabe que les está esperando, que les va a recibir. Aquí puede más la libertad que la elegancia.


En la mínima cocina se mueven los cocineros entre comanda y comanda. “Oído cocina” es su grito de guerra. Olores y aromas se mezclan sin estridencias. Presenciamos un desfiles de platos festivos, llenos de color, y todo ello aderezado por la risa contagiosa de José Luís. ¿Y cuando no se tienen ganas de reír?
Pues hay que tomárselo como un trabajo y el trabajo lo haces de una forma que va viniendo sola. Es como el que se dedica a cantar y no le apetece y sigue cantando, o el que tiene que bailar y sin ganas tiene que seguir bailando. Pues esto es igual que cualquier otra profesión, cómo cualquiera que va a su trabajo con un dolor de muelas, o de cabeza, y tiene que sacar el trabajo adelante. Utilizo armas y recursos para que no se me note cuando no tengo un buen día. Pero para mí no me supone un esfuerzo.



Dicen que la globalización uniformiza. Muchos tachan el concepto como algo negativo, pero en La Mata es todo lo contrario. Aquí la globalización es la mezcla total. Un mestizaje que se hace patente en un barrio multicolor y diverso, pero perfecto, como es La Alameda. ¿Qué ha supuesto la globalización en la cocina?
La globalización le ha sumado a la cocina. Todo lo que sea adquirir conocimiento, hace que fluya de una manera más abierta y más receptiva. En la cocina se intercambia tanta cultura con los ingredientes, con las especias, con la forma de hacerlo, que es una forma de crecer.
Ya no sólo es la tradición, la receta de tu madre, ahora es fusión. La cocina es un sinfín de imaginación y creatividad, y cuanto más conocimientos tengas, el poderlos utilizar, te hará crecer más, y jugar con todo lo que sabes.
La globalización es algo positivo y mi cocina está abierta a todo el mundo siempre y cuando, sepa entender cual es mi filosofía. Cuando entra alguien a compartir el trabajo conmigo, siempre hago hincapié en que realice un plato que sea suyo, que lo identifique.
Ahora están trabajando conmigo dos cocineros marroquíes, pues bien, tenemos platos de su país de origen, Marruecos. Cuando tuvimos a un cocinero austriaco, pues pudimos ofrecer comida austriaca como el strudel. Este es el concepto que tengo de la cocina. Que conozcan la filosofía del restaurante, pero que por supuesto, hagan algo que les haga disfrutar haciéndolo.


Representas a la nueva generación que tira de un país triste y desilusionado por la crisis, pero con mucha gente, como tú, con ganas de luchar. ¿No crees que nos encontramos en el mejor momento para empezar?
Sí y no soy de los que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Creo que siempre hay algo mejor, que tenemos conocimiento, información, recursos para poder salir a flote y veo todo mejor y no tan negro como lo pintan, pero tampoco tan maravilloso como nos contaron que era. Yo soy más positivo que negativo.




Quiero que me cuentes una anécdota de las muchas que habrás vivido.Un viernes sobre las nueve me llamó un amigo hoy, un cliente aquel día. Quería que le echara una mano. Era su aniversario y no le había comprado nada a su mujer. No pasaban por su mejor momento y casi me suplicó por una mesa en el restaurante. Esa noche estaba lleno y hasta las diez no podía ofrecerle una.
Su mujer no bebe alcohol. Fui a comprar cava, porque cuando hay algo que celebrar, yo siempre digo que tiene que haberlo y también compré flores. Cuando llegaron ya tenía la mesa preparada con todos los detalles.
Su mujer me comentó que pensaba que se había olvidado de su aniversario y yo le dije que de ninguna manera, que hacía dos meses que estaba hecha la reserva [risas].
Todo el mundo entiende la hostelería como algo muy básico. Llevar y traer vasos y platos, pero no, la hostelería es mucho más compleja que eso. Es principalmente saber a qué vienen, a comer ya lo sabemos, pero a qué más. Cuando tú tienes esa información y sabes a quien tienes enfrente y a esa persona la tratas de forma exclusiva, única y personal, eso es lo más importante.  A la gente le gusta ir a sitios donde les hacen sentir especial.
Me gusta mucho mi trabajo, me encanta. No sé si podría hacer otra cosa y me gusta que todo salga bien, porque esa es mi misión,... que todo salga perfecto. Soy feliz y me encanta hacer feliz a la gente que me rodea.


José Luís me dijo un día que él era su mejor cliente. Es mentira. En torno a él se reúnen los incondicionales que repiten a su mesa. Todos los días una cuadrilla de amigos comparten amistad y vino de vuelta a casa, convirtiendo ese momento en algo sagrado. Algunos pasamos y enseguida somos invitados a una charla que no te es ajena. Conversaciones que no llevan nada más que a compartir vivencias y sentimientos.
En La Mata 24 somos únicos, singulares y exclusivos, porque allí está José Luís Romero. Alguien positivo y lleno de energía que te hace sentir diferente y especial,  y por un momento, entre guisos y esencias de especias que te devuelven a tus recuerdos, la vida te parece, simplemente perfecta.




jueves, 20 de noviembre de 2014

BigVan. Una explosión de creatividad



Fotografías Eduardo Bernal Hidalgo

BigVan es el resultado empresarial de dos jóvenes comprometidos y luchadores, Dani y Mónica, que desde hace cinco años vuelcan sus energías en un proyecto personal.

Daniel Vallejo, se introduce en el medio laboral como soldador oficial de primera, certificado que obtiene con tan solo dieciocho años. Adquiere experiencia y aprende rápidamente a manejar diversa maquinaria industrial. Más tarde cambia de sector con el "boom" de la construcción y en poco tiempo considera el montar su propia empresa. Es esa aventura llega a tener hasta veintidós trabajadores en los proyectos faraónicos como la construcción y remodelación de Teatros y Palacios de Congresos y Exposiciones. Tras esa incursión en la construcción, y de la mano de su esposa Mónica, deciden crear BigVan.





Fotografía cedida por BigVan 

 Mónica Pérez, es educada en un entorno familiar donde los negocios forman parte de la vida diaria. Las conversaciones de casa sobre objetivos y rentabilidad que sus padres mantienen acerca de la empresa familiar, calan desde dentro a esta vendedora nata que interioriza frases como “no bajar nunca la guardia”, “trabajar con humildad” y “saber adaptarse a los cambios”. Esto no se queda en el imaginario de Mónica sino que cuando tiene la oportunidad lo aplica y entre sus éxitos profesionales tras su paso por la formación de Equipos de Ventas para una importante firma de moda femenina, acepta el reto de levantar una tienda franquiciada del sector de la moda para hombre que se encontraba en quiebra por una nefasta gestión. Su hito fue destacado por diferentes medios de comunicación.

  Fotografía cedida por BigVan

 Esos polvos trajeron estos lodos y toda esa materia prima creativa aderezada con salud,  amor, familia, y por supuesto mucho trabajo y esfuerzo, dio origen a lo que hoy es una empresa joven e innovadora que lucha por afianzarse en un gremio novedoso en España. Desde el paraíso del viento, Tarifa, Dani y Mónica cumplen día a día sus sueños y los de todos los clientes que confían sus furgonetas a BigVan con la ilusión de poder vivir otras vidas.


¿Qué es Bigvan?
BigVan es un equipo creativo y dinámico, formado por personas con ganas de “contar cosas” a través de sus trabajos.
Detrás de la transformación de cada uno de los vehículos que camperizamos hay un cliente, un amigo, una familia, una historia y nosotros formamos parte de ella llenándola de planes, de cambios y de proyectos. Las personas que acuden a nosotros, lo hacen para mejorar de alguna manera sus vidas. Nuestra misión es intentar cumplirlo superando sus expectativas. Lo mejor para nosotros es, sin duda, cuando comprobamos que lo hemos conseguido y es entonces cuando sentimos que nuestro trabajo va más allá de atender el teléfono, contabilizar facturas, diseñar o tomar medidas. 




 Fotografías Eduardo Bernal Hidalgo

 ¿Cómo empezáis esta aventura?
Pues como empieza todo lo que deseas de verdad, con mucha, mucha fuerza. Desde el principio tuvimos muy claro nuestro objetivo, trazamos un plan para conseguirlo y fuimos tomando decisiones y dando los pasos que nos llevaron hasta lo que hoy es nuestra marca BigVan.


¿Cuánto tiempo lleváis camperizando furgonetas?
La actividad en el sector del camper como tal, la llevamos desarrollando desde hace algo menos de cinco años. Aunque, como muchos de vosotros sabéis, en el campo de la construcción y el interiorismo, a otras escalas, algunos años más. Desde luego, es nuestra experiencia la que no deja nada al azar, cuando se trata de encontrar la mejor solución y gestionar cada imprevisto que surge en el día a día.

Fotografías Eduardo Bernal Hidalgo



¿Qué es lo que más os gusta?
Siempre nos gustó crear y tratar directamente con la gente, conocer al detalle qué es lo que necesitan, qué es lo que les inquieta, para poder ofrecerles un producto de calidad a medida. Si además de hacer lo que nos gusta, vivimos donde nos gusta y, en muchos casos, terminamos haciendo de los clientes, amigos con los que compartimos barbacoas y risas, pues imagínate. La verdad es que lo que más nos gusta es vivir y a nosotros, nuestro trabajo nos encanta y nos da vida.


¿Cuál ha sido el mayor reto?
Es complicado nombrar sólo uno, posiblemente cada día hay un nuevo reto al que enfrentarse. A lo largo de nuestra trayectoria profesional han sido muchas las peticiones que hemos satisfecho: hemos colgado coches en fachadas, fabricado muñecos de “Coca Cola” gigantes con más de 200 cajas de la propia marca, ejecutado un “Palacio de las Artes Escénicas y la Música” desde su estructura hasta las butacas en un plazo record doblando turnos, día y noche, para cumplir con nuestro compromiso y un largo etcétera.
Aunque en los últimos años destacaríamos que, en lo profesional, nuestro mayor reto ha sido despertar en la gente la ilusión y las ganas de disfrutar con “algo más que lo imprescindible” en esta época “tan especial” que nos ha tocado vivir.


¿Qué es lo más raro que os han encargado?
Son muchas las consultas y las propuestas que nos llegan y que tratamos de plantear  desde una perspectiva lo más objetiva posible, con el interés de seguir evolucionando sin ponernos límites. Aunque a veces, son inviables. Recordamos el caso de un cliente que nos planteó la posibilidad de instalar una chimenea en su furgoneta, nuestra respuesta inmediata fue una sonrisa compartida seguida de un: “Bueno, todo es cuestión de estudiarlo...”. Fueron pocos los minutos necesarios para que nuestros argumentos le convencieran de que la Calefacción Estacionaria de “Webasto” era la mejor opción [risas].




Fotografías Eduardo Bernal Hidalgo
 
¿Cuánto tiempo estimáis que se tarda en camperizar un vehículo?
Depende mucho del equipamiento elegido, de los extras de última hora y del tipo de vehículo que vayamos a camperizar. No es lo mismo transformar una “Nissan NV200” que un “motor-home” gran volumen. En líneas generales, en función de la configuración y del vehículo en cuestión, estaríamos hablando de uno a tres meses de trabajo.


¿Qué ventajas ofrece esta forma de viajar?
Cuando coges cuatro cosas del frigorífico, un par de prendas, eso que no te puede faltar en tu tiempo libre (como tu bici, el libro que estás leyendo o tu música favorita), tu cmpañía de viaje, además de tu mascota (si es que la tienes) y poco más,... te subes a tu camper, arrancas el motor y empieza la imporvisación. Si tienes hambre picas algo, si estás cansado paras y descansas, si ves un sitio que te gusta pues te quedas, si hay algo que no te convence, te mueves, si te apetece nieve disfrutas de nieve, si prefieres playa adelante, puedes buscar sitios llenos de gente o escaparte para meditar, puedes hacer lo que quieras. En una camper compruebas que el lujo no está en que te lo pongan todo por delante durante un período vacacional, el lujo es poder elegir en todo momento aquello que quieres hacer durante todo el año.

Fotografías Eduardo Bernal Hidalgo


¿Realmente es cómodo o estás muy limitado?
En BigVan estudiamos individualmente las necesidades de cada proyecto, en estrecha comunicación con nuestro cliente, obteniendo como resultado un diseño único a medida. Actualmente contamos con una amplia variedad de oferta en accesorios camper que van desde manejar todos los sistemas del vehículo con un “iPad” hasta disfrutar de la tranquilidad que te proporciona un equipo Gas Free  “Webasto” con calefacción, agua caliente y vitrocerámica, todo abastecido a través del depósito de gasoil del propio vehículo. Nos movemos en un sector muy cambiante, por lo que estamos en una continua “puesta al día” para situarnos en la vanguardia y ofrecer a nuestro cliente nuevos conceptos.


¿Qué oferta BigVan que no se pueda encontrar en ningún otro lugar?
En BigVan ofrecemos a todas las personas que acuden a nuestras instalaciones,  todo lo que nosotros esperaríamos recibir si nos encontrásemos en la piel del cliente. Nos gustaría ser atendidos cálidamente con un trato muy personal, nos gustaría ser asesorados por un equipo de profesionales capaz de resolver todas nuestras dudas desde la transparencia, nos gustaría tener la posibilidad de participar en cada detalle del que es nuestro sueño, nos gustaría elegir las calidades que tendría nuestra camper, nos gustaría percibir dedicación, entusiasmo y pasión, nos gustaría que los transformadores fueran populares por su formalidad y competencia, además de por su estilo y sus acabados, nos gustaría que impulsasen un trabajo garantizado y también nos gustaría, como no, sorprendernos con el resultado final.

 



¿Cómo se homologa un vehículo camperizado? ¿Qué hay que tener en cuenta?
La homologación es el último paso de toda la camperización. Contamos con un Equipo Técnico que se encarga de llevar a cabo el proyecto con la descripción de todas las reformas que se han realizado en el vehículo, adjuntando fotos y los certificados necesarios. Por supuesto, cada elemento instalado deberá contar con su correspondiente marcado CE, motivo por el cuál en BigVan elegimos únicamente distribuidores europeos que cumplan con la normativa y cuenten con el sello de calidad. Finalmente, será la “Inspección Técnica de Vehículos” quién, tras el pesaje y la supervisión del mismo, dará el visto bueno a la homologación tramitada.


¿Qué proyectos de futuro tenéis?
Tenemos grandes proyectos a medio y largo plazo que iremos llevando a cabo, manteniendo nuestro esfuerzo para ofrecer nuestro mejor servicio. Podríamos decir que, especialmente, nuestro mayor proyecto desde el principio ha sido, es y será transformar el concepto de “camper tipo”, fabricada en serie por una “camper exclusiva BigVan”, producto de un trabajo 100% artesanal.













miércoles, 12 de noviembre de 2014

Alex Rovira. Porque creer más crear es igual a lograr.


INFORMA: Mª José Andrade
Fotografías: Mª José Andrade


“Michael Eisner, presidente de la compañía Disney, se dirigía a sus trabajadores con un contundente thinking big -piensa a lo grande-...¿cómo hay que pensar?”. Así comenzaba Alex Rovira, escritor, conferenciante y emprendedor español, su intervención en el Congreso de Directivos 2014, celebrado en Sevilla.
   
Rovira se paseaba por un amplio escenario y comenzaba su conferencia Creer, Crear, Lograr, ante un numeroso público entre los que se encontraban más de 300 estudiantes que  rompían el silencio con sus aplausos y risas ante las ocurrencias del protagonista. La primera cuando se refirió a su presentador, Luís Miguel Martín Rubio, que, con su arranque torero, hizo que Rovira reconociera que lo había dejado “anonadado”, por esa presentación tan sentida.

“¿Podemos lograr lo que queremos?. Si no creemos, no creamos y si no creamos no podremos lograrlo”. De esta manera el escritor empezaba a desgranar los tres verbos que conjugan la realidad. De una manera estructurada y utilizando cada uno de ellos como epígrafe.

La paradoja del vaso medio lleno o medio vacío, la convirtió en una historia de dos vendedores de zapatos en un país donde todos iban descalzos. Mientras que uno decía que no se vendería nada, el otro afirmaba que los venderían todos. Afirmaba que la mirada es la que condiciona el mundo, la postura existencial. Incitaba para que estableciéramos un diálogo interno con el otro y una construcción con la realidad.

El conferenciante se refería a la crisis como un revulsivo que nos ha hecho más exigentes y afirmaba que sin una psicología sana, no podría haber una economía sana.

Pero como una historia vale más que mil argumentos, se sirvió del diario de vida de Dick Hoyt. Un relato que hizo que nuestra mirada hacia el otro, condicionara nuestro ánimo y por lo tanto nuestro pensamiento.

Jamás sin ti, es el documento gráfico del que se sirvió Alex Rovira, para ejemplificar lo que significa Creer. Teniente coronel de los Estados Unidos, Dick Hoyt no era amante de los deportes. Su fobia al agua le impedía nadar, pero una discapacidad de su hijo, adquirida a la hora de nacer, provocará en él la voluntad de cambiar lo que los médicos diagnosticaron: la inmovilidad y la incomunicación total. Desde el principio Dick Hoyt luchó para eso no fuera así. Cuando vió la computadora que ayudaba a Stephen Hawking a comunicarse con el mundo, decidió que ese aparato sería lo que le ayudaría a hablar con su hijo.

“¿Hijo me entiendes?. Por supuesto, papá”. Esa será la primera frase que transcriba al ordenador. A partir de ese momento, padre e hijo sellarán un trato que los unirá para siempre: si estudiaba y terminaba una carrera universitaria, el padre se prepararía para cumplir el deseo de su hijo: correr juntos.

Hoyt se preparará a conciencia y se convertirá, junto a su hijo, en campeón de triatlón de su categoría. Gracias a la inspiración del padre, el hijo es hoy en día un experto en sistemas de ayuda a discapacitados,  conferenciante internacional y tiene un nivel intelectual por encima del 120%.



Tras ver el vídeo, el auditorio aplaudía lleno de emoción. Todos sentían que el esfuerzo es fundamental para conseguir lo que el ser humano se proponga. Si él había podido, por qué nosotros no.
Rovira afirmaba que el esfuerzo es una pieza más en el camino de la especialización y que el mensaje está en la acción y en la coherencia, y que sin valores no puede haber valor. Dick Hoyt fue una piedra de apoyo para su hijo y esto tiene que servirnos a todos para que seamos piedras de apoyos, los unos para los otros. Para crear vínculos que nos unan. Concentrarnos en pequeñas victorias (por ejemplo un examen) y revindicar el reconocimiento y el aprecio por los demás.

Rovira ya había hecho Creer a los presentes y ahora comenzaba a Crear. Con una frase del filosófo, Ortega y Gasset, abría la segunda parte de su intervención: Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande.



Nadie sabe lo que va a pasar en el futuro, afirmaba, pero hizo un resumen del mañana que ya es hoy y que ocupa parte de nuestras vidas: la demografía se duplicará, la esperanza de vida aumentará, el mundo se moverá en la red, la economía de hoy es internet. Ya vivimos en una realidad aumentada, donde los automóviles se aparcan solos. Utilizaremos materiales milagrosos como el grafeno, las compras se realizarán colectivamente, lo que dará lugar a una nueva forma de economía. Los cables desaparecerán, la nanotecnología generará inventos que ayudarán al ser humano a sobrevivir en situaciones extremas. Habrá más turismo (más de cien millones de chinos viajarán, en 2018, fuera de China). Serán necesarios más artesanos, por lo que se generarán nuevas profesiones. Habrá más cooperación en un mundo que pide transparencia, ética y sentido de la cooperación.





Alex Rovira insistía en que son necesarios los valores para generar valores, esperanza para que nuestra realidad sea como queremos que sea y anticipación para el mundo que está por venir, porque una vez  que creamos y creemos, será más fácil Lograr.

Todos los que escuchaban la conferencia respaldaban las frases contundentes que llenaban la gran sala donde se concentraban casi dos mil participantes: “hay que tener compromiso, amar y querer, aprender y saber, poder y saber, crear y llegar”.

Y Rovira, ahora sí, se dirigía de tú a tú a todos los que allí nos encontrábamos y animaba a la empresa a crear una cultura del talento para que nos oriente al futuro y a ser responsable porque  será la que cambie el mundo. Un mundo donde la ética será el factor que cohesiones los demás valores y donde todos, al igual que Dick Hoyt, lograremos lo que nos propongamos creando y creyendo en nosotros mismo y en los demás.


EPÍLOGO: Ojalá mi querido amigo Berto, también en silla de ruedas por el mismo motivo que el hijo de Dick Hoyt, hubiera visto sus vídeos. Hizo un esfuerzo sobrehumano para poder quitarse la vida porque no podía soportar su soledad. Su madre le dio todo su amor, pero su padre jamás reparó en él.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Lolo y Cheché. Sí que valen la pena.




Fotografías cedidas por la compañía discográfica


El pasado 4 de octubre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Janis Joplin, Lolo Álvarez y Cheché Álvarez presentan en la sala Buho Real de Madrid su segundo trabajo discográfico.




Esta pareja artística se forma en el año 2008 tras un amplio bagaje en la retaguardia musical de artistas de renombre. Lolo Álvarez es guitarrista de sesión y Cheché es cantante solista y corista en varias formaciones. El motivo de juntarse bajo el nombre de “Pura Vida”, es el de componer intentando buscar algo diferente dentro del panorama pop.



Con el nombre de “Pura vida” sacan a la calle su primer disco en el año 2011. En este trabajo discográfico cuentan con Mónica Sáinz, a la cual conocieron en sus actuaciones en la capital de España. Lolo produce ese primer disco ya que su experiencia como productor musical con diferentes artistas como Las Niñas, Malizzia & Malizzia, Manuel Carrasco o Pablo Alborán en la actualidad, le proporciona las herramientas para ello.




La promoción del disco la realizan durante tres meses en México donde realizan varias actuaciones en televisión y donde graban su segundo vídeo clip. La acogida de este dúo novel es inmediata y en diferentes países latinoamericanos se comienzan a crear clubes de seguidores que los acogen con gran cariño y entusiasmo, y los siguen por todos los conciertos que van ofreciendo en tierras americanas.



Tras su regreso a España comienza la preparación del disco que ahora presentan, “La Melodía del Corazón”, que con su primer single “No vale la pena” han logrado más de 35.000 visitas en el canal de vídeos Youtube, sin que se haya comenzado a distribuir en los medios de comunicación. En unos días los veremos presentando su trabajo por las distintas provincias andaluzas.