jueves, 28 de agosto de 2014

Joaquín Ceballos. Pedaladas solidarias




Fotografías cedidas por Joaquín Ceballos


Joaquín Ceballos acaba de regresar de vivir una experiencia que ha marcado su personalidad para el resto de su vida.

Joaquín era comercial del sector metalúrgico hasta marzo del presente año, momento en el que se quedó parado. El desempleo no le asustaba pero en sus acciones de voluntariado había llegado a conocer la desgracia que están viviendo los pobres de solemnidad y aquellos pobres sobrevenidos por la situación que nos ha tocado vivir. Él siempre había participado con su esfuerzo pero hasta hace unos meses descubrió otra forma de hacerlo.

Desde que supo que en su trabajo lo destinaban de manera permanente al desempleo, Joaquín decidió hacer en bicicleta el camino de Santiago por la tradicional ruta de la Plata, partiendo de su ciudad, Sevilla, hasta culminar en la gallega Santiago de Compostela. Contaba con el apoyo de su familia, pero a unas semanas de salir la idea de vender los kilómetros y donar los beneficios de la venta a la ONG con la que él colabora le hizo comenzar a recibir el apoyo de muchos desconocidos que de alguna forma querían contribuir a la aventura de este solidario ciclista.

Joaquín deja Sevilla a su espalda la mañana del once de agosto y consigue su compostelana el veintitres de agosto, doce días de historias y vivencias que han llenando sus alforjas de experiencias.





¿En qué momento decides convertir tu aventura en una acción solidaria?
Pues solo unos quince o veinte días antes de mi partida. Yo primero se lo consulte a un amigo que me dio todo su apoyo y fue cuando se lo propuse a S.O.S. Ángel de la Guardia.

¿Porqué lo haces con SOS Ángel de la Guardia?
Para mí estaba claro, soy socio y voluntario de esta ONG.

¿Desde cuando eres voluntario?
Desde hace un año, el tiempo que tiene dicha ONG.

¿Qué labores realizas como voluntario?
Todo lo relacionado con la recogida de alimentos procedentes de Supermercados, clasificación y entrega en los comedores sociales.

¿Qué es lo más doloroso que vives en tus acciones?
Ver que hay personas que realmente lo pasan mal. El peor momento es cuanto te dan las gracias, te emocionas muchísimo.

¿Y lo más gratificante?
Ver las caras de las personas, con sus ojos dicen muchas cosas.

  
Has realizad más de mil kilómetros ¿qué has aprendido?
A valorar lo que sí tengo. Verás, me quede parado en marzo y solo sabía darle vueltas a la cabeza y agobiarme. Ahora, sé lo que no tengo y lo mucho que sí tengo.

¿Has tenido algún contratiempo?
No muchos. De hecho, mecánico ningún problema. En Galicia no se respeta al ciclista, eso me ha parecido. El día que hice el tramo de Puebla de Sanabria hasta A Gudiña fui atropellado por un coche, que además se daba a la fuga. Gracias a otros ciclistas que venían detrás y se atravesaron pudieron hacer que parara el conductor.

¿Pensante en algún momento en retirarte?
No, en retirarme no. Pero, El primer día fue un día muy duro. Con el calor, las cuestas pronunciadas en el tramo de Almaden de la Plata hacia Real de la Jara,... Cuando llegué a este punto eran casi las cuatro de la tarde, quería dormir en Monesterio. Estuve tentado de quedarme esa primera noche en Real de la Jara.



¿Se han llegado a vender el patrocinio de todos los kilómetros?
Bueno, hasta la fecha no. Pero soy optimista. Pienso que son transferencias desde otras entidades bancarias y no llegan el mismo día. Además del fin de semana. Confío que esta próxima semana lleguen más "Kilómetros SOLIDARIOS" e incluso lleguemos a superar la cantidad real que he hecho.

¿Cuál ha sido la etapa más dura? ¿porqué?
Ha habido varias muy duras. La Primera como te comentaba y después una vez que entras en Galicia. Aquí no hay un tramo llano. La salida de Ourense es durísima. Ese día llegue a dormir a Laxe. Me sentía totalmente vacío los últimos kilómetros.



¿Has recibido apoyo telefónico además del familiar durante tu viaje?
Sí, muchísimo. Todas las noches yo publicaba en mi perfil de facebook mi "Cuaderno de Viaje". Ahí contaba como había transcurrido el día, por donde había estado y los kilómetros que había hecho. Me sorprendía recibir tantos “Me Gusta”, tantos comentarios, y que compartieran "mi estado". Incluso de personas que no conozco.  Whatsapp de amigos. Muchisimos apoyos.

En ese momento ¿Se agradece o te entra morriña?
Se agradece mucho. Sabes que no estas solo. Que hay muchísimas personas detrás de ti, pendiente de lo que haces y de como te va.

Llegas a Santiago, ¿Y ahora qué?
Descansar un poco, aprovechar para conocer la ciudad y deseando volver a Sevilla para ver, abrazar y besar a la familia.


¿Qué va a ser lo primero que hagas cuando regreses a Sevilla?
Ver a mi madre, mi mujer, mi hija y al resto de la familia. Han estado todos ahí apoyándome.

¿Quieres aportar algo más?
Dar las gracias a todos los que han comprado algún "Kilómetro SOLIDARIO". Nada es poco. Todo llega a cifrar. El próximo mes de septiembre, la ONG S.O.S. Ángel de la Guardia realizará una convivencia donde a todo el que ha colaborado en la compra de "Kilómetros SOLIDARIOS" se le entregará un certficado con su tramo comprado.



jueves, 21 de agosto de 2014

"Ir de Guiso". Una institución alcalaína.

INFORMA: José Pérez de la Blanca Abril


Si nos remontamos a la segunda década del siglo pasado, ya tenemos algunas referencias de estas reuniones de amigos que se juntaban para “ir de guiso” y para pasar un rato agradable, mientras preparaban unos aperitivos y cocinaban un arroz o unos pollos en el campo.

El guiso se suele empezar a preparar el día anterior, una vez fijado el sitio y la comida a guisar, se hace el recuento de los asistentes, para poder decidir la lista de compra que se ha de realizar, el encargado de comprar, deberá madrugar, pues seguro que el cocinero, le estará esperando, dispuesto para guisar.
La carne, (la de mejor calidad), los pollos, (camperos por obligación), las cervezas, el vino fino y el ponche granizado, no pueden faltar, esto es, ni más ni menos que; “ir de guiso” en Alcalá.

En Córdoba, aunque en distinta provincia, (poca es la distancia que separa Priego de Alcalá),  no se dice “ir de guiso” sino “ir de perol”, costumbres ambas institucionalizadas que se marcan en distintas provincias, en territorios casi vecinos.

En el ritual de la elaboración del guiso, el cocinero debe estar atendido por alguien que se preocupe de suministrarle un “tente en pie” de vez en cuando y que procure que su copa, no se le quede vacía, esto le ayudará enormemente a soportar con paciencia, el calor del fogón y el rigor de la elaboración del guiso.
Antes de empezar a comer, se suele “bendecir el guiso” con una señal de la cruz, hecha con la cuchara, sobre la sartén, siendo este el pistoletazo de salida para comenzar a comer.
Otra costumbre muy antigua y que todavía se utiliza, es poner “un mojón”, esto es, poner un trozo de pan encima de la sartén del guiso, queriendo indicar que deben de abstenerse de comer todos los comensales durante un momento razonable, esto se suele hacer cuando se está partiendo el pan, por estar descorchando alguna botella de vino o por cualquier otra causa que merezca hacer una pequeña pausa en la comida.
Quita “el mojón”, el mismo que lo puso, dicen que si alguien se atreviera a comer con “el mojón” puesto sobre la sartén, éste correrá con todos los gastos del guiso en cuestión.
En los antiguos guisos, se solía comer, en la misma sartén, por eso se introdujo la conocida frase de, “cucharada y paso atrás”, con esto se mantiene a los comensales en continuo movimiento, para que de esta forma, puedan comer todos holgadamente, dando fluidez y alternancia, sin estorbarse el uno al otro, cuando se aproximan alrededor de la sartén.



 Amigos en un guiso, preparando una pipirrana, ante la mirada vigilante del maestro, Cristóbal Pio.


Tenía razón, el que decía que, “ir de guiso”, es:            

Buscar un lugar donde ir,
unas viandas para llevar,
los amigos con que contar
y el cocinero para guisar.


Un guiso histórico, fue en el que cocinó Fernando Ruiz de la Fuente y Abril, siendo Secretario del Ayuntamiento de Alcalá la Real, es la ocasión, en la que iban a guisar unos pollos con arroz, pero olvidaron comprar el arroz, lo hicieron sin el grano y no salió nada mal, fue un éxito y al guiso lo bautizaron con el nombre de “pollo a la secretaria” en honor a la esposa del cocinero, (“la secretaria”, como la llamaban por la profesión de su marido) ella fue quien tomó la decisión de que se comieran los pollos sin el arroz, así nació el típico y exquisito plato alcalaíno de “la secretaria”, entre algunas variantes que posteriormente se han ido introduciendo.

Maestros que dejaron huella en los guisos como indiscutibles artífices culinarios, fueron sin duda los Hermanos Jiménez, (Pedro y Luis), que ya les venía de tradición familiar por su padre.
Perico Jiménez, (como lo llamábamos cariñosamente), se ofrecía gustosamente para cocinar en cualquier sitio, en los guisos multitudinarios siempre se recurría a él y tenía fama de hacer el mejor arroz caldoso de Alcalá, sin lugar a dudas.
Su hermano Luis, siguió la tradición, guisaba para pocos, pero no tan asiduamente, sabía darle al arroz, (con su peculiar retórica), un punto, un sabor y un toque que nadie conseguía.
Todos aprendimos mucho de ellos.
Hoy día, destacan y siguen la costumbre de los guisos tradicionales, (entre otros), maestros como Nito Gutiérrez (Guti), que suele sorprender a los amigos con arroces caldosos magistrales o con unos pollos camperos a su peculiar estilo, e incluso sin desgana ni pereza alguna, está dispuesto en cualquier momento, para viajar a otros lugares, desplazándose con su paleta, su fogón y su sartén, a que conozcan la gastronomía alcalaína, en los sitios más recónditos de nuestra geografía.

¿Quién no alternó alguna vez en la barra de un bar, con Cristóbal Pio y Lola Bermúdez?
Los dos, personas buenas, entrañables y muy queridos por todos en Alcalá e incluso fuera de nuestro término, sobre todo por su gran generosidad, su agradable compañía y su incondicional hospitalidad, ofreciendo desinteresadamente a todo el mundo su propia casa (La Huerta de Pio), tantas y tantas veces, durante casi medio siglo, para infinidades de eventos, celebraciones, homenajes o simplemente reuniones de amigos.
En los calurosos días del mes de agosto, mientras se guisaba el arroz, se degustaba un ponche fresquito, con unos aperitivos, al cobijo de la sombra de la gran noguera que presidia la Huerta, entre charla y copa, algunos guisos se prolongaban en el tiempo, hasta altas horas de la madrugada, otros, (los menos), hasta cuando despuntaban los primeros rayos de sol y ya se escuchaba en la lejanía, el canto del primer gallo madrugador.
Paradójica y curiosamente, yo me he encontrado a gente que no conocía Alcalá, pero habían estado en un guiso en la Huerta de Pio.

No quiero olvidar a tantos y tantos amigos que tan solo con su acto de presencia en los guisos, han ayudado a potenciar y a mantener estos, siempre en auge.
Antiguamente ¿quién se figuraba, un guiso en Alcalá, sin Cristóbal Pio, Manolito Durán, Gregorio Montañés, los hermanos Piñas, el Chirri, Rafael y Luis Abril, Curro Figueruela, Paco Casanova, Pepe Marín, Manolo Martínez (madrileñito), Alfonso Ayerve, Vale Montañés, Juan Sánchez-Cañete (Nani), Fernando Izquierdo, o Rafalín Bermúdez, etc. etc.?
En muchas ocasiones, también solía hacer su aparición Manolo Cano, quien se encargaba de amenizar la reunión con los acordes flamencos de su magistral guitarra, para disfrute y deleite de todos los asistentes.
Todos ellos fueron los que supieron mantener la tradición, nosotros ahora debemos continuarla, ya que está en nuestras manos, hacer seguir para generaciones futuras, lo que no se puede perder, por ser hoy por hoy, instituciones de nuestro pueblo.

jueves, 14 de agosto de 2014

Tilano. Formador 2.0


                  Fotografías @jllpaneque

Francisco José Espinosa Pérez es de las personas que consideran que la formación es algo que realizas de forma transversal en la vida, siempre has de estar formándote. El aprendizaje en el sector audiovisual es necesario ya que la tecnología evoluciona y es fácil quedar en obsolescencia profesional por no realizar el reciclaje técnico correspondiente. Tilano, nuestro formador 2.0, ha creado una plataforma online donde los profesionales del sector pueden realizar cursos a distancia y actualizarse profesionalmente con la última tecnología en equipos técnicos que están introduciéndose, o que en algunos casos ya está introducida, en las cadenas de televisión o productoras audiovisuales adaptadas a la Alta Definición.

Las ganas de enseñar y la experiencia previa como docente hacen que Tilano se lance al vacío y sin red en un medio que le ha obligado a instruirse de manera acelerada. Pero todo esfuerzo tiene una recompensa y en este caso, Tilano ha logrado poner en marcha un proyecto en el que tiene volcadas todas sus energías y parte de su alma.




Fotografías @jllpaneque

¿Cuándo montas la web?
Bueno, esto viene de largo, ya que cuando decidí dedicarme a la formación audiovisual vi que la única forma de llegar a más profesionales era a través de internet. Por ello, era inevitable que el medio para conectar con los profesionales era con una web, que en este caso está más enfocada como blog.

En realidad, el hecho de que fuese en un momento concreto lo marcó el lanzamiento de mi libro. Por ello, y asesorado por mi amigo Michael, me vi en la necesidad de publicitar el libro por medio del blog.



Fotografías @jllpaneque


¿Qué función principal cumple?
Cuando me propuse dedicarme a la formación, fue en realidad porque tuve una época (laboral y técnicamente hablando) en la que me veía muy perdido ya que yo comencé con la televisión analógica y a los pocos años tuve que dar el salto a la televisión digital y esto era ir a trabajar y no comprender muy bien las nuevas técnicas que se utilizaban, las nuevas nomenclaturas, en fin términos que se me hacían un mundo entender y mucho más ver su aplicación en el día a día de mi trabajo.

Debido a esto, hubo un momento que dije hasta aquí he llegado, tengo que ponerme las pilas como sea porque para mí este trabajo siempre ha sido una pasión, y no quería que fuese lo que estaba empezando a ser, un suplicio.

Además, por aquella época la formación en la empresa no estaba muy enfocada al técnico y lo poco que había era un tanto genérica.

Creo que fue este el momento en el que me propuse que el conocimiento tenía que compartirlo, me di cuenta que había un nicho formativo que no estaba cubierto y entonces decidí que todo lo que llevaba aprendido tenía que compartirlo.

Así que poco a poco fui haciéndome de documentación (tutoriales, bibliografía, etc.) y a la vez elaborando mi propia documentación técnica.

Fue preparando un curso cuando consulté con Falele un tema técnico y le enseñé lo que llevaba elaborado y me dijo que me plantease publicarlo porque prácticamente tenía un libro escrito. Entonces digamos que lo documenté con diferentes normativas y quedó listo para publicarlo.




Fotografías @jllpaneque


¿Cómo te inicias en el e-learning?
Pues mira, al igual que antes te comentaba que vi un nicho formativo que no estaba cubierto en el sector audiovisual, vi claro también que la evolución lógica de la formación para el profesional del sector audiovisual era la formación e-Learning, o sea, la formación a través de internet, aunque a decir verdad mi apuesta en realidad es por la formación b-Learning, o también llamada semipresencial.

Estoy convencido de ello porque creo que el profesional audiovisual tiene normalmente unos horarios muy variados y es complicado que se desplace después a realizar cursos de formación para seguir actualizándose. Por ello, como digo, mi apuesta desde hace varios años es que el alumno aprenda la teoría mediante la formación a través de internet y después que tenga una parte práctica en la que se familiarice con los equipos que luego va a tener que trabajar.

Cuando me propuse hacer el primer curso e-Learning fue cuando dije “Tilano, te queda mucho que aprender en este campo” así que busqué por internet donde aprender en serio y me matriculé durante un año en un master que se impartía en la UNED relacionado con este tipo de formación. Fue un año intenso pero aprendí prácticamente todo lo que se de la formación online.


Fotografías @jllpaneque

¿De qué constan los cursos?
Los cursos en modalidad online se pueden realizar con distintas metodologías dependiendo entre otras cosas del tipo de alumno y de la formación en sí misma (formación continua, universidad, etc.) yo normalmente los cursos intento enfocarlos para que el alumno aprenda de una manera eminentemente práctica, eso si, sin olvidar un poco la teoría, imprescindible en este mundillo.

Dicho esto, intento que el alumno rompa con la frialdad de la formación online y para ello las presentaciones las realizo con fotografías mías en diferentes situaciones (en formación online le llaman avatares) para explicar conceptos. Además, para romper esta frialdad que lleva implícito a veces la formación online también intento realizar (dependiendo del tipo de curso) vídeoconferencias con los alumnos. Esta técnica tiene muy buena aceptación ya que el alumno tiene una clase en tiempo real con el profesor sin necesidad de moverse de su casa.




Fotografías @jllpaneque


¿Se aprende más como alumno o como docente?
Sin lugar a dudas como docente. Yo cuando realmente he aprendido lo poco que sé es cuando me he tenido que preparar un curso. Desde su elaboración hasta su impartición, ya que aunque parezca que cuando se imparte el curso ya esta todo hecho, en mi caso, cuando el alumno me pregunta algo que no me acuerdo muy bien o que simplemente no lo sé, me dedico a investigar para poder resolverle la duda que me plantee.


                  Fotografías @jllpaneque


¿Qué ventajas se ofrecen a los suscriptores de la web?
Lo que he pretendido es crear un grupo en el que los suscriptores de mi blog tengan periódicamente un aviso de que se ha producido una entrada en el blog y además que van a recibir documentos exclusivos. Esta exclusividad se basa en documentos interesantes traducidos por mi o documentos que yo entiendo que pueden ser interesantes para el profesional de este sector.




Fotografías @jllpaneque


¿Cuál es tu objetivo al montarla?
Pues mira, como digo en el propio blog, pretendo que sea un punto de encuentro entre profesionales del sector audiovisual, o sea, que cada uno aporte experiencias y sobre todo conocimiento.

Esto, se puede hacer de forma gratuita o bien mediante la realización de cursos de formación en todas las áreas de las que se componen el mundo audiovisual.


¿Cuánto tiempo requeriste para lanzarla?
Pues hasta que decidí darla por visible (que no por acabada) prácticamente un año de trabajo. Quiero puntualizar que compartido con mi compañero Ricardo que es un verdadero “gurú” de la informática y sin él no hubiera podido llegar hasta este punto.

Aunque en realidad la web esta compuesta por el blog y por la plataforma de teleformación, mi idea es que termine siendo un sistema de gestión de contenidos audiovisuales en toda su amplitud.


                 Fotografías @jllpaneque


¿Cuánto tiempo te ocupa semanalmente poder publicar y estar al día?
Sinceramente no tengo ni idea, ya que es el eje de mi vida laboral y a veces personal (aunque intento que no se inmiscuya demasiado), por lo que cuando no estoy escribiendo en el blog estoy realizando contenidos o elaborando cursos, así que siempre estoy pendiente del blog de una forma u otra.


¿Qué ofrece tu website que no ofrezcan otras páginas técnicas del mercado?
Esta pregunta es realmente el eje de todo este “tinglado”. Te digo esto porque después de decidirme a crear el blog previamente estuve viendo por internet qué enfoque se le daban a este tipo de webs (desde el punto de vista formativo) e intenté que fuese un punto de encuentro para aportar cosas, para que de una forma u otra los profesionales que conectasen con esta filosofía de web aportase su conocimiento y de alguna forma se universalizase el mismo.

Por ello yo definiría el blog fundamentalmente como un punto de encuentro y de intercambio de conocimiento para los profesionales del sector audiovisual.
 
Fotografías @jllpaneque



lunes, 11 de agosto de 2014

¿Qué hacer en verano en Sevilla?

Fotografía cedida por Fernando Ruiz / @ferufab

INFORMA: Irene Rodríguez / @Rguez_Irene
FOTOGRAFÍAS: Fernando Ruiz, Damián Liroa y Antonio Falcón

Sevilla es una ciudad que en verano “busca la sombra”, que se caracteriza por sus altas temperaturas en las cuales, la gente se refugia en casa debajo del aire acondicionado hasta que “pase esta caló” además de tener siempre a mano un buen abanico para soportar ese bochorno agotador. Pero quedarse en Sevilla en verano también tiene sus ventajas y aquí os proponemos algunas de ellas.

La capital andaluza, es un lugar en el que su ciudadano no se cansa de pasear, de buscar ese rinconcito en el que enamorarte mirando hacia los lados y perderse en ellos una vez más. En verano, la ciudad adquiere vida una vez que se esconde el temible Lorenzo y es el momento perfecto para poder disfrutar de ella.

Sevilla dispone de conciertos al aire libre, tratándose de una buena alternativa a lo de siempre. El flamenco y otros estilos albergan por las plazas más populares de la ciudad llegando a ser una gran oportunidad de estar en contacto con nuestra cultura y nuestras raíces.

Los más cinéfilos podrán disfrutar de algo bastante común y tradicional en las ciudades como son los cines de verano. Todos los días excepto los lunes en la Trasera del Pabellón Real a partir del día 1 de julio y hasta el día 7 de septiembre a las 22:15 h.

 Fotografía cedida por Antonio Falcón

Para los que se decanten más por la música, el Real Alcázar de Sevilla pone a disposición de los sevillanos el programa “Noches en los jardines del Alcázar” todo un plan que posibilita, aunar la visita de los jardines del Alcázar con toda una serie de conciertos que se deslizarán por las diferentes edades musicales de las la propia sede ha sido testigo.

Si por lo contrario, únicamente quiere dar un paseo y disfrutar, yo tengo ya mi ruta hecha. Qué mejor que comenzar por la plaza de San Lorenzo al caer la tarde, llegar hasta la plaza de La Gavidia y hacer la primera parada en el bar Dos de Mayo. Seguir hasta el centro, albergar por sus calles hasta llegar a la avenida de la Constitución en la que en una de sus bocacalles podrás encontrar el restaurante Los Coloniales. Exquisito lugar para cenar en el que de forma económica quedarás satisfecho y con las ganas de volver, al cual llaman “tapas” a esos “platazos” como la súper hamburguesa de antílope o esa “tostá” de jamón con salmorejo y huevos fritos de codorniz. Espectacular. 

 Fotografía cedida por Fernando Ruiz / @ferufab

¿Después de cenar qué mejor manera que bajar la comida que paseando? He aquí cuando llega el momento de enamorarse de Sevilla… Perderse por el barrio Santa Cruz. Comenzar por la calle Mateos Gago y contemplar una de las mejores vistas de la Giralda e ir adentrándote en sus callejones de adoquines y sus paredes blancas. Sus estrechas calles hacen de este lugar uno de los rincones más encantadores de Sevilla. Salir de aquí y adentrarte en otro mundo, Los Jardines Murillo, el azul de sus azulejos y la grandeza de sus árboles lo hace único.

Para terminar la noche y tomar una copa, puedes elegir los numerosos pubs que te encuentras en La Alfalfa, chupitos, copas, música y ciento de personas de diferentes nacionalidades aunque si de verdad quieres ir a un bar puro sevillano y en el que el cante y el arte no va a faltar ese es el Chiringuito, en la misma Alfalfa, nada más tienes que entrar y ver sus fotos y todas las personas que han pasado por allí, para saber que “ese es el bar de Sevilla”. 

 Fotografía cedida por Damian Liroa / @Damian_Liroa

Y esto solo es una pequeña idea, una ruta más, pero sin dejar atrás, el barrio de Triana y el Altozano, la calle Betis o tomar unas tapas por la calle San Jacinto y luego disfrutar del río Guadalquivir por el puente de Triana. Subir a las Setas de la Encarnación y sentir que Sevilla, ella sola, se presenta ante ti. 


  Fotografía cedida por Fernando Ruiz / @ferufab

En Sevilla no se mira el reloj, no hay prisa por tomarse la penúltima, por invitar a una ronda a gente que no conoces de nada pero como buen sevillano quieres que se sienta, como el mejor en tu ciudad. Sevilla te invita a vivir, a sentir… por su gente, su generosidad y su forma de ser.

Porque Sevilla no se puede explicar, hay que vivirla.  




                                         Fotografía cedida por Damian Liroa / @Damian_Liroa

viernes, 8 de agosto de 2014

Canal du Midi. Crónica de un viaje en bicicleta



Texto y Fotografías: Mar Márquez Espinós y José Luis L. Paneque


Si  te gusta la naturaleza, montar en bici y aún no tienes planes para tus vacaciones, recorrer algunas de las vías verdes de los canales del sur de Francia es sin duda una gran opción, más aún si te acompañan niños, que convertirán el recorrido en una aventura para exploradores intrépidos.


Nuestro recorrido empezó en la bella ciudad de Toulouse, que bien merece un par de días de visita. Dejamos nuestro vehículo relativamente cerca de la estación, en una avenida transitada bajamos las bicicletas, alforjas, carrito y todo nuestro equipaje que organizamos como mejor pudimos entre las bicis y el carrito que, aunque es para transportar niños, nosotros los utilizamos para llevar parte de nuestra carga, como la tienda, sacos, aislantes, camping gas y utensilios para cocinar, además de algo de comida. En las alforjas llevábamos la ropa de los tres, dos adultos y una niña de nueve años.


Alrededor de las 12:30 iniciamos nuestro viaje a lo largo del Canal du Midi, sin guías, sin mapas, conscientes de que sólo se trataba de un camino junto al canal más antiguo de Europa, todavía en uso, que no había que dejar a no ser que quisiéramos visitar alguno de los muchos pueblecitos circundantes. Doscientos cuarenta kilómetros de camino hasta llegar al Mediterráneo se abrían ante nuestros ojos y no más de una semana para realizarlos. Rápidamente nos dimos cuenta de que una orilla estaba asfaltada y la otra no y tomamos la asfaltada para pedalear lo más cómodamente con el carrito.


El día se presentó gris y a ratos una ligera lluvia nos refrescaba. Cuando apretaba nos refugiábamos en alguno de los múltiples puentes que cruzan el canal y casi, sin darnos cuenta, dejamos Toulouse y fuimos pasando esclusas, barcos y pueblos. El camino era muy bonito y ameno, al menos en esta primera etapa en la que pudimos constatar que muchas esclusas están bien preparadas con servicios, agua y espacios para acampar y además los primeros 40 kilómetros están asfaltados. Fuimos dejando varios indicadores de alojamiento, bares y puestos de comidas. En uno de ellos nos paramos y nos tomamos una galette. Si no queréis ir cargados, es totalmente factible hacer el  canal apenas con una alforja, puesto que lugares donde dormir (camping, chambres d’hòtes, hoteles) y donde comer (table d’hòtes, restaurantes, bares y kioskos ) salpican el itinerario.



Tras pasar Montferrand dejamos una especie de bifurcación del canal que nos planteó  dudas sobre el camino correcto “la rigole du Canal du Midi" o “de la Pleine”,  sobre todo porque coincidió con un momento de lluvia intensa; a partir de aquí el camino se complicó bastante por el fango, las piedras y las raíces, pero sobre todo los charcos y el fango que ralentizaron bastante la marcha. Aún así continuamos hasta la esclusa de la Méditerranée, a unos 10 kilómetros antes de llegar a Castelnaudary, donde encontramos una pequeña explanada donde acampar, comernos unas latas de fabada y descansar no si antes intercambiar saludos y conversación con una francesa y una canadiense que decidieron acampar en la misma esclusa.



Al día siguiente nos levantamos, desmontamos y emprendimos la marcha con la idea de desayunar en Castelnaudary,  donde aprovechamos para comprar unas baguettes y quiches para el camino, además de visitar la ciudad y la oficina de turismo donde nos facilitaron un mapa del Canal du Midi con los puntos de agua. Pasamos por tramos complicados que hizo que los tres nos cayéramos e incluso que el carrito volcase una vez. Patos, lagartos ranas, martines pescadores e incluso un cervatillo se nos cruzaron a lo largo de los 50 kilómetros de recorrido hasta llegar a Carcasonne, el final de nuestra segunda etapa. La entrada a Carcasonne fue muy complicada siguiendo las indicaciones de los vecinos a quienes preguntamos, dimos muchas vueltas e hicimos algún tramo de carretera en el que los coches iban bastante lanzados. Para que no os ocurra lo mismo os vamos a dar las indicaciones para que podáis llegar directos y sin problemas.


Cuando el camino del canal llega a la población por su margen izquierda, llega un momento en el que se corta. Esto coincide con una salida a una carretera con un puente. Pasamos debajo del puente y subimos la calle en cuesta en paralelo al canal. El final de la cuesta nos deja a los pies de un puente, lo cruzamos y  continuamos por el Bd. Omer Sarraut unas seis manzanas hasta el cruce con el Bd. Jean Jaurès que lo descenderemos hasta la plaza Souare Gambetta, desde allí  bajamos por la rue du Pont Vieux que nos conducirá al Puente Viejo. Una vez nos encontremos al otro lado de río Aude giramos a la derecha y a los pies de La Citè recorreremos la rue Dujardin Beaumetz dirección sur, luego enlazamos con la rue Michel Maurette y antes de que la calle se abra hacia la izquierda existe un camino ajardinado a la derecha que rodea el parque de la isla y que indica la dirección del camping. En tres minutos estaréis en la puerta de un camping grande con bastantes servicios y actividades para los niños aunque la zona de los campistas que llegan en bici no sea ni tan sombría ni tan llana como la del resto de campistas.



Nos instalamos y conocimos a una pareja muy simpática y positiva, madrileño y sueca con acento malagueño que viajaban en bici con un perro, eran Pete, Sue y Zip. Ellos nos contaron su plan de viaje hacia Narbonne por el canal de La Robine el cual nos pareció interesante y de esta forma dimos un giro y cambiamos nuestro rumbo.


Nuestra tercera etapa fue de descanso, colada  y visita de Carcasonne. Decidimos explorar la ciudad en bici, esta vez sin carga, y nos adentramos por un camino sin tráfico que va desde el camping hasta la “Cité”, el casco histórico amurallado, una ciudadela medieval perfectamente conservada a pesar de haber estado en pleno declive por el auge de la ciudad del otro lado del río Aude, La Bastida de S. Luis. La ciudadela no se puede visitar en bici, pero sí en tren (en el trenecito turístico, claro), así que amarramos las bicis abajo, dudamos entre rampa o escaleras y finalmente optamos por la rampa para ascender a los tres kilómetros de muralla que encierran esta antigua ciudad y su castillo condal del siglo XII. Pudimos descubrir que Carcasonne en verano es una ciudad repleta de vida cultural gracias a su festival que abarca desde finales de Junio hasta principios de Agosto, con espectáculos gratuitos y de pago, en espacios interiores y exteriores. Circo, danza, ópera, música clásica, teatro y conciertos como el que vimos nosotros del cantante Soan en la place Carnot en La Bastida, a la que llegamos en bici después de dejar la ciudadela.

Ciertamente no pudimos dedicarle más tiempo a la ciudad y sus alrededores, pero si estás programando visitarla y vas con niños, quizás puedas incluir una jornada en el lago de Cavayère, un embalse para el ocio con juegos, deportes náuticos, zonas de baño y paseo o un itinerario visitando castillos cátaros o abadías. Muy cerca también para explorar, se encuentra el valle de l’Orbiel encajonado en la Montaña Negra de donde se nutren las aguas del Canal du Midi.


Al día siguiente retomamos nuestro viaje en bicicleta por el canal. Salimos tarde tras avituallarnos y en dirección a la estación encontramos nuevamente la vía verde. Era una jornada calurosa y la vegetación no era tan abundante debido a una plaga que ha acabado con muchos plátanos de sombra, por lo que pedalear se hacía duro. Llegamos hasta Trèbes y allí, tras encontrarnos y saludar a Pete, Sue y Zip, nos paramos junto al río a comer cerca de unos paisanos que jugaban a la petanca. Las siguientes esclusas se encontraban más distanciadas que las de jornadas anteriores y no todas tienen agua potable. El calor nos obligaba a pararnos buscando la sombra para hidratarnos y a pocos metros de la esclusa de Fonfile nos refrescamos con agua fresca y potable. A tres kilómetros y medio de allí, la parada en la esclusa de l’Aiguille es obligatoria si quieres disfrutar de una gran exposición de esculturas realizadas con materiales reciclados. ¡Ojo con tocar!, a las avispas les gusta anidar en los hierros calentitos.




El sol descendía y comenzamos a plantearnos donde acampar y vimos que el lago Jouarres estaba cerca lo cual podría ser una opción. En la esclusa de Jouarres nos dieron las indicaciones para llegar directamente al lago, el cual tiene un acceso en forma de playa y en él se practican deportes náuticos, pero no vimos ninguna zona acondicionada para acampar puesto que el pinar cercano a la orilla estaba en cuesta, así que buscamos una zona más alejada del núcleo urbano principal y acampamos justo al anochecer.

Durante la cena disfrutamos del espectáculo natural de una tormenta veraniega en la lejanía iluminando el paisaje montañoso entre las nubes. A las seis de la mañana el viento de la bucólica tormenta zarandeaba la tienda iglú y nos despertó para avisarnos de lo que venía en minutos. Metimos las alforjas en la tienda y comenzamos a recoger. A las siete despertó nuestra hija y seguía lloviendo. La cuarta jornada ciclista o quinta del viaje se presentaba complicada. Desayunamos en el interior de la tienda y allí nos mantuvimos hasta que una tregua permitió ponernos en marcha. La tienda tenía tres charcos pues las costuras supuestamente termoselladas ya no existían, por lo que decidimos soltar lastre, la doblamos de mala manera y nos deshicimos de ella en cuanto pudimos. Al rato de estar en ruta, a un kilómetro de Homps, pinchamos. Murphy también viaja. El camino continuaba por la margen derecha del río hasta Le Somail. La orografía del canal es diferente en algunos tramos de este trayecto ya que conserva la forma original del paisaje dibujando pequeñas lomas que van descendiendo levemente en altura, hasta lograr la cota cero en el Mediterráneo.

En esta jornada pasamos algunos pueblos interesantes de recorrer como Ventenac-en-Minervois con su castillo y bodega cooperativa, donde nos detuvimos y almorzamos con mesa y mantel a la hora francesa. Tras llenar nuestros botes con agua fresca continuamos nuestro camino y nos detuvimos en Le Somail convencidos de encontrar allí nuevamente a nuestros nuevos amigos Sue, Pete y Zip, con los cuales decidimos continuar viaje. Hacía un calor sofocante así que cuando íbamos a cruzar el río Aude donde algunas personas se bañaban, un deseo unánime de refrescarnos nos invadió y nos detuvimos un rato para disfrutar del entorno. Continuamos nuestro camino y sin darnos cuenta llegamos a Port La Robine inicio de este canal de 32 kilómetros, ramal del Canal du Midi y Patrimonio de la UNESCO como aquel.


El cielo devenía gris y nos apremiaba continuar para encontrar un sitio donde dormir, puesto que ya no teníamos tienda. Llegamos a Sallèles-d’Aude, el primer pueblo del Canal de La Robine y comenzamos a buscar alojamiento. En ese momento empezamos a tomar conciencia de que estábamos en Julio y fin de semana y aunque buscamos concienzudamente no tuvimos más opción que aceptar la hospitalidad de nuestros amigos en el camping, aunque una tienda pequeña para cuatro adultos, una niña y un perro nos parecía inviable, pero al menos había algo por lo que empezar, la última parcela libre del camping municipal. Llegamos y la recepción estaba cerrada, pero un cartel avisaba de alerta naranja por mal tiempo. Cogimos dos mesas de jerdín que había junto a recepción y con un plástico grueso y grande que llevábamos montamos un vivac improvisado para dos, pasando la niña a dormir en la iglú con nuestros amigos y el  perro. Al rato abrió recepción y procedimos a solicitar el permiso de lo que ya habíamos tomado prestado. Sin problema de ningún tipo la encantadora señora del camping incluso intentó buscar una tienda entre los miembros de su familia pero no hubo éxito; estaba más preocupada por nuestra seguridad que nosotros mismos. Paseamos por Salléles d’Aude y cenamos en una gratísima compañía. Afortunadamente las previsiones metereológicas no fueron en absoluto precisas y no cayó ni una gota de agua. Para nosotros fue la noche que mejor dormimos, sin las patadas y codazos de nuestra niña, quién sabe si para Sue, Pete y Zip no fue la peor.



La última mañana amanecía soleada tras la amenaza de alerta naranja por lluvia y viento que no llego a presentarse. Tras desayunar y recoger nos dispusimos a realizar los últimos dieciséis kilómetros hasta Narbonne. El camino parecía fácil y marcado pero no contábamos con las reivindicaciones de los ecologistas y el corte del acceso a la altura del río Aude en su intersección con el Canal de la Robine. Las indicaciones de un ciclista de la zona nos puso en el camino al darnos la clave de superar el río por un puente de hierro tipo Eiffel que soportaba una vieja vía de tren hoy en desuso. El paso de la misma resulta complejo con un carrito de dos ruedas por lo que para evitar reventones tuvimos que empujarlo hasta llegar al otro lado del puente. Al final a la derecha hay un estrecho acceso que da a una pendiente de piedra que compone el pilar del puente de hierro. El carrito lo desenganchamos de la bicicleta para poder pasarlo a pulso por encima de la reja ya que no pasaba por el acceso. Tras este incidente el camino volvió a su orografía habitual de plátanos de sombra a ambos lados del canal y en una hora comenzamos a ver las primeras edificaciones de Narbonne.



El canal de la Robine concluye en Port-la-Nouvelle pero para nosotros la ciudad de Narbonne era el destino ideal por su conexión directa con Toulouse, donde teníamos nuestra furgoneta. Tras reponer fuerzas y aliviar el hambre y la sed nos separamos y despedimos de nuestros amigos y uno de nosotros fue a Toulouse a recoger nuestro vehículo motorizado. Tras hora y media de tren y un par de ellas más de conducción nos volvimos a reunir en Narbonne y tras disfrutar de la ciudad nos dirigimos a la playa, en el Mediterráneo a pasar la última noche de nuestro viaje en bicicleta.

martes, 5 de agosto de 2014

Tierra, aire y mar


INFORMA: Alba Quintero/@Alba_Quintero_
Fotografías: Alba Quintero


Sol, gaviotas y bullicio es lo primero que encuentro cuando llego a Génova, “Zena”  en dialecto genovés. Esta ciudad italiana de la región de la Liguria me acoje entre sus calles con aire antiguo y moderno a la vez. Desde los majestuosos edificios señoriales hasta las callejuelas separadas unas de otras apenas por metro y medio. Las casitas de falladas coloradas en el puerto parecen de otra época. “Zena” siempre ha llevado una vida marinera, unida, como no podía ser de otra forma, al antiguo puerto. Pescadores, que aún se ven, entremezclados con los grandes cruceros que desembarcan para llenar la ciudad de turistas.




Y en este mismo puerto encontramos un lugar especial, el acuario más grande de toda Italia y el segundo  más grande de Europa, después del oceanográfico valenciano.




 
Ésta gran pecera de Génova fue inaugurada en 1992 con motivo de la Expo en la que se celebraba el quingentésimo aniversario del descubrimiento de América. En aquel momento se convirtió en la segunda más grande del mundo con una superficie de 9.700 metros cuadrados.


 Este mundo marino se encuentra entre los seis primeros monumentos más visitados de Italia, detrás del Vaticano, las ruinas de Pompeya, el Palacio Ducal de Venecia, la Galería de la Academía y el Corredor Vasariano de Florencia.

 
Si nos sumergimos en estas profundidades marinas encontramos más de cuatrocientas especies diferentes, entre ellas manaties, tiburones, peces del acantilado coralino o animales antárticos, que no se encuentran en ningún otro acuario de Europa. Y por ello también dedican un espacio a la Antártida, un lugar lleno de curiosidades, e incluso donde encontramos la vestimenta necesaria para descubrir este gran trozo de hielo.




Pero no solo los amantes del mundo acuático pueden disfrutar de esta estructura, también encontramos una biosfera que reproduce un ambiente tropical con especies distintas como aves, reptiles o anfibios.


El fondeadero genovés decide resaltar también las alturas, y para ello el arquitecto Renzo Piano crea un ascensor panorámico de cuarenta metros que ofrece un giro de 360° para observar la mezcla de edificios modernos y grises con otros antiguos y pintados con una amplia paleta de colores, también el laberinto único e histórico de los “Caruggi”, estrechos pórticos y callejuelas sombredas de la rivera Ligure.



Un lugar mágico. Tomad aire y dejaros llevar.